jueves, 17 de febrero de 2011

Fin de la pesadilla Sergio Conde Varela Abogado


El fin de la pesadilla que vivimos los juarenses se ha iniciado. Quizás lo anterior produzca sonrisas sarcásticas, asombro o burlas encubiertas, pero la letra ha salido e impresa está.

Frente a la impotencia de hacer frente a la ola de inseguridad por la que atravesamos durante muchos años y a los esfuerzos gubernamentales que se han puesto en práctica sin resultados contundentes, conviene que sepamos que hay medidas pacíficas, que no producen ruido y que han dado resultados espectaculares, en diferentes partes del mundo y que no tienen por qué no producir los mismos efectos en nuestra frontera.

Directo al grano. Les decimos a los lectores que la solución depende desde luego de la participación de los juarenses y de una fórmula matemática que no falla.

Si nuestra ciudad tiene aproximadamente un millón 330 mil habitantes, multiplicarlo por el 0.01 y calcular la raíz cuadrada del 1 por ciento obtenido que nos da la suma de 114 juarenses.

Partimos pues de la base que todos tenemos el poder cambiar el holograma de nuestro mundo y concretamente se han dado casos utilizando esta fórmula llamada “Efecto Maharishi” en honor a su autor Maharishi Mahesh, con resultados sorprendentes.

Desde luego que quienes participan en este ejercicio tienen la característica de ser creyentes y hombres y mujeres identificados con el bien, humanamente hablando y aquí en nuestra ciudad, han o hemos tratado de reunir a las 114 personas para producir los efectos que todos anhelamos y que lamentablemente no se han producido, causando un hondo dolor a nuestra tierra.

El punto fundamental es que cuando un pequeño porcentaje de la población accede a un estado de paz interior, esa paz se refleja en el mundo exterior. Es decir, tenemos el poder de cambiar el holograma de nuestro mundo.

La solución anterior fue propuesta por maestros en ciencias como Kart Pribman, Gregg Braden y otros, y se ha puesto en practica en diferentes regiones. Por ejemplo, en l972, 24 ciudades americanas de 10 mil habitantes experimentaron cambios significativos en sus comunidades y el Proyecto Internacional de Paz en Medio Oriente, en la década de los ochenta, durante la guerra entre Israel y Líbano, varios practicantes fueron adiestrados en técnicas de la meditación, a ciertas horas de día, para que pudieran crear paz en sus cuerpos y durante el tiempo en que ellos estuvieron en paz, se redujo el índice de ataques terroristas, de crímenes contra personas y accidentes de tráfico. Cuando los participantes interrumpieron sus prácticas las estadísticas volvieron a empeorar.

Lo curioso es que este tipo de eventos y sus datos, no nos llegan o nos los informan nuestros sabios mexicanos, en circunstancias tan extraordinarias como las que padecemos los juarenses.

Es apropiado que emprendamos en nuestra frontera muchos grupos de 114 personas que en una unión de búsqueda de soluciones, en poco tiempo, puedan verse resultados sorprendentes, ya que los voceros oficiales gubernamentales han dicho que este caos social no desparecerá sino en un tiempo de 7 a 10 años y francamente eso cercena nuestra sociedad, las familias, los hombres y mujeres productivos y los jóvenes que quieren que el futuro les sea prometedor.

Por eso afirmamos que la pesadilla toca a su fin. Se tendrán que abrir los ojos a un nuevo día. Y los sueños que muchos tenemos se pondrán en práctica en un clima de paz, de trabajo y de unión. Los juarenses tenemos derecho a ello. Hemos sufrido por pérdidas de vidas, de trabajos, de maestros, de estudiantes, de comercios. La solución pues ha aparecido. Manos a la obra.

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