miércoles, 19 de enero de 2011

La evaluación del magisterio

Editorial EL UNIVERSAL

La educación en México está lejos de ser la mejor posible; lo dicen todos los estudios internacionales al respecto. Uno de los factores que influyen en esa realidad es la calidad de nuestros profesores. Por eso resulta increíble que del total de maestros que hay en el país cerca de 800 mil hayan decidido no ser evaluados. ¿Acaso tendría que ser una cuestión optativa? Es una regla en cualquier política pública que sin diagnóstico no hay manera de hallar la mejor solución posible.

Sorprende la cifra recabada por la Secretaría de Educación Pública sobre todo porque la evaluación era un requisito, supuestamente indispensable, para que los maestros recibieran estímulos de hasta 150% de su sueldo. Esta anomalía nos puede hacer especular varias cosas. O los profesores nunca se enteraron de la opción, o no necesitan el incremento, o han conseguido recibirlo a través de otros canales, o tienen más razones para negarse a ser evaluados de las que tienen para realizar el trámite. Por los resultados de este examen, la respuesta parece ser la última, si bien tal vez no es la única

El Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés) por citar la más reconocida de las mediciones educativas, no examina la calidad de los maestros, pero sí la de sus resultados. Dicha prueba ha demostrado año con año que México está por debajo del nivel educativo del resto de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. ¿Esto qué significa?

A la larga, como lo ha demostrado la historia, son los países con generaciones mejor preparadas los que hacen crecer su economía e incrementan la calidad de vida de sus habitantes. Corea del Sur y Japón son un ejemplo consolidado de cómo aprovechar en ese sentido la ciencia y la tecnología. Hacia allá se dirigen a últimas fechas países como China e India, incluso Brasil a pesar de que sus indicadores educativos son similares a los de México.

Cambiar el hecho de que nuestro país exporte frutas y maquila en vez de barcos o computadores depende en primera instancia de la educación. Llegar a ser parte de la sociedad del conocimiento tiene como primer paso diagnosticar adecuadamente los recursos educativos. Eso incluye a los maestros.

Los recursos naturales y la mano de obra barata para la exportación ya no pueden sostener más los privilegios acumulados. Hay que apoyar a los profesores, como a todos, en proporción a la calidad de su trabajo

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