viernes, 24 de diciembre de 2010

Denuncia El Salvador secuestro en Oaxaca de 50 migrantes


Sujetos detuvieron el tren donde viajaban y se los llevaron por la fuerza, señaló la cancillería.

Afp y Reuters
Publicado: 21/12/2010 11:58

San Salvador. La cancillería salvadoreña denunció este martes el secuestro de medio centenar de migrantes de distintas nacionalidades, en su mayoría mujeres, que viajaban en un tren de carga en Oaxaca.

"El ministerio de Relaciones Exteriores denuncia que el pasado 16 de diciembre un grupo de hombres armados pararon un tren de carga en la localidad de Chahuites (Oaxaca) y se llevaron por la fuerza con rumbo desconocido a unas 50 personas de diversas nacionalidades que viajaban en el ferrocarril", señaló la cancillería en un comunicado.

Honduras también pidió al gobierno mexicano información sobre el supuesto secuestro, dijo el viceministro de Relaciones Exteriores, Alden Rivera.

Según testigos del secuestro masivo, y que fueron entrevistados por personal consular salvadoreño en México, el grupo de hombres armados obstruyó con piedras y troncos la línea férrea obligando a parar al tren al cual subieron para "golpear con machetes y despojar de sus pertenencias" a los migrantes.

Posteriormente los delincuentes habrían procedido a secuestrar al grupo de migrantes, en su mayoría mujeres.

Según la cancillería, con base a la información obtenida de testigos del plagio, "habrían muchas posibilidades de que dentro del grupo de secuestrados haya salvadoreños".

Ante esta grave situación, el ministerio de Relaciones Exteriores exige al Gobierno de México que investigue estos hechos para dar lo antes posible con el paradero de las personas que fueron secuestradas y deducir responsabilidades que impidan que este tipo de delitos se repitan.

El pasado 2 de diciembre la cancillería de El Salvador solicitó mediante nota verbal a México tomar acciones para investigar el secuestro de otros 20 migrantes centroamericanos en la localidad de Medias Aguas en Veracruz, hecho ocurrido el 3 de noviembre.

Este martes la oficina diplomática salvadoreña también informó que personal de un refugio para migrantes llamado "Hermanos en el Camino" ubicado en la localidad de Ixtepec, en Oaxaca, "ha recibido amenazas de muerte" por parte de los grupos de delincuentes que operan en la zona.

"La Cancillería salvadoreña externa su profunda preocupación ante estos hechos y condena las agresiones a los centroamericanos en tránsito por México", concluyó.

Por otra parte, el padre Heyman Vásquez, director de un refugio católico, dijo que el número de emigrantes centroamericanos secuestrados podría llegar al centenar según los testimonios de los que lograron escapar.

"Por los testimonios que nos han dado, en el tren viajaban cerca de 300 migrantes. Poco antes del asalto hubo una operación policial en la que se llevaron a 80, y kilómetros después cayeron los hombres armados y secuestraron a un gran grupo, según los que escaparon serían cerca de cien, en su mayoría hondureños", dijo el director del albergue.

El gobierno de México aún no se ha pronunciado formalmente sobre la denuncia salvadoreña. Funcionarios de prensa del gobierno mexicano dijeron que la Secretaria de Gobernación (ministerio del Interior) y el Instituto Nacional de Migración, están al tanto del caso y se podrían pronunciar en las próximas horas.

Doble asalto a migrantes Miguel Ángel Granados Chapa Periodista |


Distrito Federal– Hace una semana, en la noche del 16 de diciembre, un numeroso grupo de migrantes centroamericanos (un centenar y medio, por lo menos) fueron objeto de un doble asalto, uno detrás de otro con apenas minutos de diferencia, por lo que cabe conjeturar que alguna relación guardaron.

Habían partido de Arriaga, Chiapas a bordo de un tren de carga. Tres horas después de iniciado el trayecto, ya en suelo de Oaxaca, una partida de agentes del Instituto Nacional de Migración (la “migra” mexicana), junto con policías federales y efectivos del Ejército, ordenó al convoy detenerse y tras una revisión de documentos se detuvo a 92 personas, por carecer de ellos para estar en México. También hubieran podido aprehenderlos por viajar indebidamente en un tren de carga Algunas personas, decenas de ellas, escaparon a la revisión o mostraron papeles en regla o simplemente pudieron huir y treparon de nuevo al vehículo en que peligrosamente se adentran en territorio mexicano.

Unos diez minutos después sobrevino el segundo asalto. Una banda armada con machetes y armas largas forzó al tren a detenerse, y sus integrantes después de golpear a los espeluznados viajeros (que aun no se reponían del susto anterior) y robarles sus pertenencias, se llevaron a más de cincuenta, según relataron unos doce que pudieron escapar de esta segunda peripecia y denunciaron los hechos, en que no creyeron funcionarios mexicanos. Fue preciso que el gobierno de El Salvador, que se hizo eco de la denuncia de sus nacionales, insistiera y se hiciera acompañar de sus iguales de Guatemala y Honduras, para que las autoridades mexicanas aceptaran como cierto lo expuesto y se abocaran a investigarlo. La demora puede ser trágica, pues los secuestradores de los migrantes, teniéndolos a su merced, puede hacerlos víctimas de toda clase de presiones físicas, destinadas a obtener dinero, e incluso privarlos de la vida.

Llamo asalto al primer momento de este dramático episodio porque una revisión a los migrantes no tiene por qué hacerse en un paraje oaxaqueño si puede impedirse en el punto chiapaneco de donde parte. Todo el mundo sabe que en Arriaga los migrantes, cualquiera que sea su condición –mujeres, niños– trepan a los vagones de carga para llegar a Oaxaca, a Veracruz y a Tamaulipas, donde se afanan por cruzar la frontera con Estados Unidos. Si se trata de frenar la migración ilegal, nada mejor que en el arranque del viaje. Pero los agentes del INM prefieren hacerlo en parajes solitarios, y a las sombras de la noche, acaso para obtener algún provecho particular, no la vigencia de la ley.

A instancias del primero, los gobiernos de los países de origen de los migrantes agraviados se dirigieron de modo enérgico a la cancillería mexicana, que contestó de mala manera, no sólo negando la desaparición de los migrantes secuestrados, sino rechazando el juicio acerbo que el ministro salvadoreño hizo sobre la actitud del gobierno de México ante estos problemas. Con frescura y franqueza desusadas –acaso porque no es un diplomático profesional, sino un ex diputado y dirigente político, del partido en el gobierno desde hace año y medio, el Frente Farabundo Martí para la liberación nacional– el canciller salvadoreño Hugo Martínez hizo notar la contradicción que encierra el destinar amplios recursos a impedir el tránsito de migrantes indocumentados y no ser igualmente pródigos con los medios para impedir los secuestros y castigar a los responsables.

En un tono que es propio de los gobiernos que protegen a sus nacionales en el extranjero, Martínez recordó que este no es un caso excepcional. Durante el año que está por terminar, ciento noventa y seis migrantes han sido víctimas de secuestros –en seis operaciones–, de los cuales la cuarta parte, cuarenta y cuatro, son sus paisanos. Luego de una primera intervención individual que no tuvo la respuesta esperada, el canciller salvadoreño se reunió en la capital de su país con sus iguales de Guatemala y Honduras para adoptar una actitud conjunta ante la cual el gobierno de México fue más receptivo.

Tiene que serlo no únicamente con palabras sino sobre todo en los hechos. Sería abominable que los desaparecidos de ahora padecieran la misma suerte de 72 compatriotas suyos cuyos cuerpos aparecieron en agosto pasado en san Fernando, Tamaulipas, asesinados por “Los Zetas”, a los que se atribuye la peregrina idea de forzarlos a ser sus colaboradores en el tráfico de drogas o en acciones de seguridad, ante cuya negativa los hubieran asesinado. Es innegable la acción de esa banda en este campo, pero su efecto pernicioso se combina con el que genera la corrupción policiaca, militar y de la autoridad migratoria. De esa manera, los migrantes centroamericanos, que se exponen a peligros sin cuenta con sólo abordar de manera indebida un ferrocarril de carga, no habilitado para pasajeros, tienen que esperar ataques ya de los infractores de la ley, ya sea de los dizque encargados de hacerla valer.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha enviado visitadores para conocer estos hechos. Lo hizo también en enero de 2007 cuando agentes de la policía municipal de Ixtepec asaltaron a migrantes centroamericanos, los golpearon y los encarcelaron (acciones en que agredieron también al padre Alejandro Solalinde, entonces como hoy alerta contra la violencia que ofende a los migrantes). En aquel entonces, la CNDH demoró casi un año en emitir una recomendación al respecto, que cayó en el vacío. Se precisa que ni una cosa ni otra ocurran ahora.

Cartita a Santa-Rocha

Secuestro de migrantes-Helguera

Teclas vacacionistas Julio Hernández López

Astillero
2010-2011
Profecías de calendario
Asfixia electoral y cívica



No fue el año que se temía, pero acaso resultó peor. Incumplidas quedaron las profecías de calendario que adjudicaban obligatoriedad conmemorativa a las tandas insurreccionales de la historia mexicana. El máximo acercamiento a la proclama guerrillera de esta anualidad por terminar se produjo en el tragicómico contexto de un presunto secuestro ciertamente bien peluqueado que parecería haber sido concebido con propósitos de construir una candidatura presidencial de derecha no felipista y cuyo montaje va quedando cada vez más claro: mentira rotunda el día de la Aparición del Juan Diego Litigante y sus ramos de rosas rojas del Jefeyac, pues el porte lozano (Gracia) que mostraba el presuntamente recién liberado no era sino consecuencia de un tratamiento de recuperación habido desde días atrás, explicable y justificado ese proceso de readaptación y cuidados pero no la farsa de la barba escenográficamente preservada ni el cuento del recién llegado del cautiverio.
No hubo violencia política expresa de corte revolucionario o independentista y, por el contrario, la gerencia federal de espectáculos ahistóricos convirtió el 1810 en desfile jolivudense de desmemorias, frivolidad y corrupción, y el 1910 en un suspiro escamoteado a la conciencia nacional para que a pocos se les ocurriera pensar seriamente en la importancia de las gestas populares contra los malos gobiernos. Pero sí hubo violencia institucional, y mucha, para instalar el miedo en el ánimo colectivo y para concentrar a los ciudadanos en la defensa básica de sus intereses inmediatos, sin tiempo ni voluntad para ver hacia arriba, criticar y organizarse en búsqueda de cambiar el curso de la tragedia nacional. 2010 fue el año de la consolidación del baño de sangre como política pública, del horror criminal (destazados, decapitados, colgados, asesinatos masivos) como pedagogía del poder, de la abolición (ya casi sin protestas) de derechos, garantías y legalidad, de las fuerzas armadas (los militares y las policías) como pilares del Estado de excepción sin declaratoria expresa, del Estado fallido que por tanto se encierra en sí mismo y trata de gobernar mediante camarillas mediocres y viciadas, entre visceralidades nocturnas y demagogia matutina.
Asfixiada así la vida cívica, cerrados los caminos a la organización social, controlados los mecanismos de representación política, prostituidas las alternativas electorales mediante las “alianzas” entre PRD y PAN, sometido todo al curso de los humores del bando de Los Pinos, tendida nacionalmente la red militarizada de control social, cada vez más amenazantes y dirigidas las manejables armas del narcotráfico contra la disidencia o la protesta, humeante el caldero grande, 2010 incubó las expectativas negras del 2011, a tal grado que en la administración federal se tienen especiales cuidados en prevención de que en los linderos de uno y otro año pudieran darse expresiones violentas de distinto origen, tanto de cárteles inconformes con el trato desigual que ha acabado privilegiando a ciertos grupos como de organizaciones armadas que creen llegado el momento de impulsar transformaciones violentas.
El escenario electoral también se ve sembrado de minas. El PRI se mantiene como la opción más promovida en los manipulables estudios de opinión pública y Enrique Peña Nieto parece tener todo a su favor para encabezar la onerosa acometida de tres colores en busca de regresar a Los Pinos. Al estético gobernador del estado de México le han tejido una red de apoyo y protección, con gobernadores de erario comprometido con la causa futurista, entre ellos el de Coahuila que en nombre del gremio ocupará la presidencia nacional del PRI, en abierta confesión de que los jefes estatales y sus tesorerías son los nuevos factores de decisión real. El sobrevaluado eje de esos esfuerzos de restauración del pasado es Carlos Salinas, cada vez más presente en actos públicos y en portadas de revistas de “alta sociedad” y espectáculos.
En el PAN habrá de verse si el rudo Felipe es capaz de controlar el proceso de postulación del candidato a presidente de la República (luego del periodo baldío al que falta una tercera parte de suplicio). No tiene aspirantes fuertes pero habrá de verse si eso es una falla o un plan retorcido, deseoso el michoacano de abrir la puerta a opciones ciudadanas como la de Juan Ramón de la Fuente, que tanto le emociona, o a la sublimación de la perversidad aliancística, con un candidato neutro o negociable como podría ser el cada vez más colaborador Marcelo Ebrard. Calderón perdió en la composición del nuevo consejo nacional panista y El Yunque se instaló como contrapeso interno deseoso de impedir nuevas torpezas felipistas. La desaparición obligada de Diego Fernández de Cevallos podría haber provenido de fuerzas oficiales conjuradas para frenar y castigar el activismo antifelipista del queretano antiquijotesco o, por el contrario, de maniobras de poderosos segmentos no sólo panistas, sino incluso con toques de sal tricolor, para posicionar a un posible candidato capaz de rebasar y derrotar al endurecido jefe actual de las fuerzas armadas.
La izquierda electoral ha sido dividida a conciencia durante este año trágicamente memorable. Los Chuchos han cumplido una redituable labor de envilecimiento y confusión. Ebrard y su mánager Camacho se han adaptado a las necesidades del calderonismo y el salinismo, con la vista puesta en la eliminación del factor tabasqueño por su rispidez y la postulación de Marcelo por necesidades de “estabilidad” concertada. López Obrador ha seguido bajo metralla difamatoria y se mantiene aferrado a un discurso y un manual de procedimientos que no pareciera encajar, ni en velocidad ni en innovación, en los tiempos revueltos que pretenden encaminarse al fin del ciclo panista y la restauración del dinosaurismo mafiosamente concertador.
Y ya con esta se despide, por dos semanas, el tecleador necesitado de vacaciones que a la comunidad del Astillero desea felices fiestas y buen año venidero. ¡Hasta el 10 de enero próximo!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

Para desenmascarar Francisco Flores Legarda

Para desenmascarar

Francisco Flores Legarda

Si algo está en caída libre es la credibilidad de nuestros actores públicos. El colmo es el Road show que informa el fin del cautiverio de Diego Fernández de Cevallos. Para decirlo en el lenguaje de los ladrones viejos, muy a modo con el personaje secuestrado, “no sean patrañeros”. Se necesita ser muy pendejo para creer la historia que echó a circular queretano hidalgo. Si en los medios se cuentan historias, porqué no poner a disposición de la audiencia una sospecha diferente.

Primero: cuando el mes pasado El Universal afirmaba que el Hidalgo había sido liberado dio la noticia exacta. Lo que no le dijeron a ése medio es que el secuestrado y los secuestradores se pusieron de acuerdo para hacer oficial la noticia. No es casual que los comunicados de los todavía misteriosos desaparecedores y la aparición de Diego tengan horas de diferencia.

Segundo: una vez salido del cautiverio, la privilegiada víctima se fue a un SPA –posiblemente de su propiedad- le hicieron cuidadosa exfoliación de la piel, le aplicaron baños de agua fría y caliente, cremas hidratantes con la limitante natural de no poderle remover las manchas de la piel típicas de la tercera edad. El proceso no era de un día para otro, menos considerando que se tenía que presentar ante los medios. Pero había que dejar un indicio del secuestro: la barba crecida.

Tercero: culminado el procedimiento de recuperación física, del cual mucho podría informarnos la esposa de Jesús Ortega, las condiciones para salir a los medios estaba puesta. Diego se puso al volante de su quijotesco Mercedes Benz, se dirigió al frontispicio de su residencia en Lomas de Virreyes, Delegación Cuajimalpa del Distrito Federal para demostrar, sin declararlo, que le quitaron millones de dólares y sigue siendo rico. Por si alguien creía que Fernández de Cevallos era medio Puto, lo primero que declaró fue su asunción como hombre, machín para el vulgo. Seguidamente se declaró ciudadano, verdadera contradictio in adjecto de alguien que se asume en los valores de Medioevo.

Cuarto: después, el susodicho fue a visitar a su amada dulcinea, quien gozosa lo recibió con una vagina henchida de billetes.

Lo que vino después, las entrevistas en Radio Fórmula y en El Noticiero, fueron el merengue y la cereza del pastel, nada más. No sin antes dejar en libertad el fantasma del anticomunismo, faltaba más.

En la rebambaramba mediática nadie recordó que Luisa María, la hermana del primer tonto del país, en sus tiempos de senadora hizo una propuesta de ley dirigida a los que practican el tráfico de influencias como el llamado “Jefe Diego”. Digo, por si alguien todavía se atreve a reconocer la honorabilidad de privilegiada víctima.

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Lo escrito está con la rabia y el dolor que siente el pueblo de San Martín de Texmelucan, Puebla.

Salud y larga vida.


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La reaparición =Luis Javier Garrido


La reaparición del panista Diego Fernández de Cevallos en un operativo mediático, enmarcado en un discurso plagado de mentiras y de renovada violencia de la derecha mexicana, se está revirtiendo contra el gobierno panista, que se hunde en un desprestigio cada vez mayor que le hace muy difícil el poder gobernar en los próximos meses.

1. La reaparición escénica de Diego Fernández de Cevallos en vísperas de la Navidad de este 2010, siete meses después de haber sido presuntamente secuestrado el 14 de mayo en su rancho de La Cabaña, en el municipio de Pedro Escobedo, en Querétaro, se ha saldado por una serie de hechos tan turbios como los que marcaron su publicitado rapto, que ponen en tela de duda todo lo acontecido y que crean nuevas responsabilidades al gobierno de facto de Felipe Calderón.

2. La información dada a conocer ayer por La Jornada sobre el caso, revelando que la liberación de Diego, lejos de haber sucedido la noche del 20 al 21 de diciembre –como anunció Joaquín López Dóriga en Televisa la mañana del lunes 20, y se pretendió poco después en un show mediático–, había ocurrido nueve días antes de ese mediodía en que ante la presencia de los medios el barbón se presentara arrogante y perfectamente atildado en su domicilio al volante de un Mercedes Benz con su nuevo look matusalénico, no hace más que arrojar nuevas dudas sobre el caso y desprestigiar aún más a los panistas en el poder, confirmando la descomposición del poder.

3. El hecho de que la mafia en el poder pretendiera engañar a los mexicanos dando al desenlace de lo que anunciaron como un grave delito el tratamiento de un happening, mueve y con razón a todas las sospechas. Las hipótesis que se han manejado desde el lunes 20 están siendo en consecuencia un reflejo del repudio popular a los panistas, y así se está hablando desde que fue una patraña o simulación hasta que constituyó la exitosa extorsión de un grupo criminal, de que fue el acto de un comando popular hasta que aparece como un crimen político, olvidándose en esta última presunción que todo atentado contra un político es siempre por definición un crimen político, como lo reconoce el propio Diego al margen de las pretensiones que tenga con su reaparición: hay un marcado matiz político en mi plagio, insistió al presentarse trigarante tras su cautiverio (El Universal del 21 de diciembre).

4. Las revelaciones del montaje escénico dan al traste aún más con la campaña mediática que se montó con la pretendida odisea de Fernández de Cevallos con su liberación, contada por él con minucias a sus amigos de Milenio Diario, que le han servido como divulgadores de su versión, difundida el 22 de diciembre, y en la que refiere como supuestamente él mismo pactó su libertad, negociando una cooperación de sus amigos oligarcas que dice a la postre no fue necesaria, pues su propia familia reunió la suma de 30 millones de dólares que su hijo Diego y el abogado Antonio Lozano Gracia dejaron el 10 de diciembre entre Toluca y la capital en 17 paquetes.

5. Muy significativo resulta en este contexto el conocer la lista de amigos (publicada por esta misma fuente) a los que Fernández de Cevallos pretende haberse dirigido para que le ayudasen a su liberación, pues son aquellos políticos y empresarios salinistas responsables del desastre de México: Carlos Salinas de Gortari, Carlos Slim, Roberto Hernández, Alfredo Harp, Alberto Bailleres, Claudio X. González, Lorenzo Servitje, Lorenzo Zambrano, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas Pliego, Bernardo Quintana, Ignacio Loyola, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa, Juan Sandoval Íñiguez, Onésimo Cepeda, Norberto Rivera, Roberto Madrazo, Jorge Hank Rhon, Santiago Creel, Enrique Peña Nieto, Carlos Romero Deschamps y Elba Esther Gordillo.

6. El happening resultó mucho más deplorable cuando el país se estremece con otras noticias que evidencian la corrupción y violencia del grupo gobernante y la ineptitud creciente del gobierno de Felipe Calderón. Mientras los mexicanos se enteran azorados de la violencia gratuita que ha desatado el gobierno en Michoacán, del asesinato artero de la activista Marisela Escobedo Ortiz en Chihuahua, del secuestro y tortura de al menos 50 migrantes centroamericanos que ha suscitado la condena a Calderón de los gobiernos de Honduras, Guatemala y El Salvador y un escándalo internacional, y de los esfuerzos de la administración panista por seguir privatizando y desmantelando a Pemex, se quiere utilizar el caso Diego para confundir aún más a los mexicanos.

7. La invectiva lanzada por Diego a los medios durante la entrevista de banqueta concebida por sus publicistas, señalándoles que no tiene la fortuna que pretenden y buscando así responsabilizarlos por lo acontecido, la desmienten los hechos. La prensa lo único que ha hecho es dar cuenta de su papel como hombre de confianza de Salinas en el PAN, responsable desde 1988 de armar la alianza que llevó a la alternancia y al cogobierno, y de las facilidades con que fungió a consecuencia de ello en múltiples casos judiciales que lo evidenciaron como presunto responsable de tráfico de influencias y como “abogado del narco”, así como de las innumerables propiedades y haciendas que adquirió en estos años, como lo recensó Proceso en su número 1751.

8. La promoción de Diego como el ariete de una nueva embestida de la ultraderecha en México se inició desde el mismo momento de su reaparición mediática. En la mañana de ese lunes 20, la locutora de Milenio Televisión que daba cuenta del caso en sus emisiones noticiosas afirmó contundente que al reaparecer Diego se convertía en el candidato natural del PAN a la Presidencia de la República, y a partir de entonces un buen número de columnistas y analistas no tuvieron empacho en sostener la misma tesis, la que Diego rechazó al día siguiente descartándose para 2012. Como si alguien desconociese que en 1994, aliado a Salinas, fungió como un candidato palero a la silla presidencial, ocultándose cuando empezó a subir en las encuestas, o que su nueva posible candidatura sería inviable por el encono que le tiene Calderón. O, todavía más aún: que su candidato, ahora, es el priísta Enrique Peña Nieto.

9. La violenta retórica seudolegalista y fantasiosa que ha esgrimido ante el caso Felipe Calderón, pretendiendo estar luchando contra el mal y el crimen organizado, la desmienten los hechos. En medio del baño de sangre a que ha llevado al país con sus políticas patrimonialistas, debería por lo menos responder a una sencilla cuestión que planteó el senador Pablo Gómez, demandando a Hacienda aclarar cómo si Diego pudo pagar esa suma no ha pagado sus impuestos

10. Los panistas son hoy los principales responsables del desastre nacional y este caso no hace más que evidenciarlos en toda su corrupción.