domingo, 14 de noviembre de 2010

Coppel: miseria de los medios. Federico Arreola

13 de Noviembre, 2010

Enrique Coppel Luken es un cínico que goza de impunidad. Sin duda, su privilegiada situación obedece a que participó activamente en el fraude electoral que llevó a Felipe Calderón al poder, pero también, y en su caso tal vez sea lo más importante, a que los medios (excepciones al margen, desde luego) no acostumbran molestar a sus anunciantes, y ya se sabe que las tiendas del tal "empresario" son muy activas a la hora de contratar desplegados en los diarios o comerciales en las cadenas de TV y radio. Miserables medios de comunicación mexicanos.

Cito lo que hoy sábado dice Jaime Avilés en La Jornada:

Enrique Coppel Luken es un peligro para México. El fuego que la noche del miércoles consumió un pequeño eslabón de su larga cadena de almacenes de ropa, muebles y baratijas, puso al descubierto algunas de sus inaceptables actividades.

Mariana López Soto, de 24 años; Carmen Selene Moreno Zazueta, de 36; Verónica Picos Bastida, de 22; Claudia Janeth Bernal Delgado, de 25 (que acababa de dar a luz); Karla Judith González Zapata, de 33, y Rosa Imelda Félix Gamboa perecieron asfixiadas por el humo en la tienda Coppel de la calle Hidalgo de Culiacán. En algunos casos, sus cuerpos se quemaron hasta carbonizarse, porque estaban encerradas entre cortinas de acero, cadenas y candados, en medio de toneladas de mercancías que ardieron con gran rapidez.

No tenían salidas de emergencia. Pese a que estuvieron llamando por celular a sus familiares para pedir auxilio, la empresa no acudió a rescatarlas.

Javier Valdez Cárdenas, corresponsal de La Jornada en Culiacán, contó ayer en su crónica: "El 2 de noviembre pasado, Día de Muertos, frente a la tumba de su esposo, Karla Judith abonó a las tragedias que ya envolvían su vida: Un día de estos nos vamos a quedar achicharradas, dijo a uno de sus familiares y éste le preguntó por qué. Le explicó que de noche, en la tienda Coppel donde trabajaba, las dejaban encerradas y en caso de incendio no iban a poder salir".

¿Moraleja? Enrique Coppel tiene almacenes en todo el país. Ergo, en cada uno de ellos, todas las noches encierra a piedra y lodo a quienes hacen el inventario de sus posesiones. Vive dentro de una ciudadela amurallada --allá le dicen fraccionamiento exclusivo-- protegido por el Ejército. Acaso escuchará a lo lejos los tiroteos cotidianos, provocados por la guerra del hombrecito que ayudó a elevar al poder, a cambio de un negocio llamado Bancoppel. Pero no tiene llenaderas: prefiere arriesgar vidas humanas con tal de evitar que sus esclavas le roben un par de calzoncillos, mil computadoras o 100 mil cepillos de dientes, productos que, por lo demás, sin duda, están asegurados.

Aunque, por fortuna, ha habido periodistas como Avilés y medios como La Jornada que han denunciado la negligencia criminal con la que se conduce un "empresario" como Enrique Coppel Luken, la mayor parte de los comunicadores ha callado. Pero la gente ya tiene voz y es escuchada. Así que, lo quieran o no los medios, todos los que participamos en las redes sociales de internet seguiremos denunciando al señor Coppel. Hubo crímenes en sus tiendas y él es, por lo menos, responsable de negligencia. Por lo tanto, no pararemos hasta que sea sancionado de alguna manera, la que corresponda según las leyes mexicanas que ya es hora de empezar a respetar.

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