miércoles, 6 de octubre de 2010

Calderón y lo que “está por verse”

Serpientes y Escaleras | Salvador García Soto

La anécdota que se repite profusamente en los corrillos políticos dice que fue ella, su esposa, quien lo tomó del brazo y, ante la tumba de su señor padre, don Luis Calderón Vega, le hizo jurarle que él no sería el presidente que devolvería al PRI a Los Pinos. De ese tamaño, dicen algunos priístas, es el odio que Felipe Calderón le tiene al PRI y de ese tamaño es el mensaje que lanza ayer el Presidente cuando le preguntan si él le entregaría la banda a un priísta en 2012.

"Por supuesto que sí (le entregaría la banda presidencial), pero eso está por verse", dijo ayer el Presidente al periodista Pablo Hiriart; en una declaración que merece analizarse. Primero, no es decisión personal de Calderón entregar o no la banda al próximo presidente, sea del partido que sea, lo tiene que hacer por que así lo ordena la Constitución; segundo, cuando dice “eso está por verse”, aflora de nuevo el Presidente que, más que jefe de Estado, se asume y actúa como jefe de su partido.

Calderón tiene razón cuando afirma que nadie puede dar por descontado que los priístas volverán a Los Pinos en 2012; eso sólo lo creen en estos momentos algunos cercanos a Enrique Peña Nieto, a quienes la soberbia hace creer que su jefe “ya es presidente”. Lo único que dicen las encuestas es que si las elecciones fueran mañana, el PRI y su precandidato mejor posicionado ganarían, pero las elecciones no son mañana.

Por eso hay que leer con cuidado el comentario presidencial. Con el “está por verse”, Calderón confirma lo que muchos ven venir en las próximas campañas presidenciales: a un jefe del Ejecutivo que se meterá, abierta o subrepticiamente, legal o ilegalmente, a apoyar al candidato de su partido, con una misión muy clara, casi mística y personal: mantener el poder y evitar que la historia lo recuerde como el panista que le devolvió el poder al PRI.

Eso es lo que anuncia, entre líneas, el Presidente: lo que “está por verse” en 2012 es una cruda y cruenta lucha de poder, entre un PAN y un gobierno que no querrán soltar la Presidencia y para ello recurrirán a lo que sea necesario, y un PRI que con todas sus mañas y su enorme ambición por volver será capaz de todo, aunque en esa lucha ambos se lleven al país.

NOTAS INDISCRETAS… Hasta el escritorio del Presidente llegó por estos días una carta del ex procurador de la República, Ignacio Morales Lechuga. En ella, el ex funcionario le dice a Calderón: “Apreciado Presidente: lo felicito por la honestidad mostrada en su Informe al evidenciar que contra la idea muy difundida en el sentido de que antes no se hacía nada contra el narcotráfico y que la paz se debía a los pactos, le envío una copia de su propio informe en donde aparece que el aseguramiento más alto de cocaína se llevó a cabo en 1991 con 50.3 toneladas y el número de detenidos en 1992 con 27,577 superado hasta 2009. En aquella época, el presupuesto de la PGR era apenas del 20% del actual y el Ejército sólo se circunscribía a la erradicación de cultivos ilícitos. Quedan para la historia las cifras, señor Presidente, y para mí la enorme satisfacción de haber servido al país como procurador, precisamente en esos años”. Junto a la carta va un anexo del Cuarto Informe de Gobierno en el que, efectivamente, se reconoce que el mayor decomiso de cocaína en la historia del combate a las drogas se hizo en aquellos años, el gobierno de Carlos Salinas. ¿Responderá el Presidente a la carta del ex procurador? Los dados repiten Serpiente. Mala semana

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