domingo, 19 de septiembre de 2010

Falsos secuestros y virtuales invasiones


Por Ricardo Andrade Jardí

Bajo la instrucción de sus patrones la seudo periodista Denise Maerker decidió, hace algunas semanas, trasmitir su programa con una cortinilla en negro para “denunciar” el supuesto secuestro de un reportero de Televisa que dos días después “era liberado” gracias al trabajo de “inteligencia” del desgobierno del “haiga sido como haiga sido”, mismo que hoy es posible gracias, entre otras cosas, al esfuerzo de la seudo periodista en aras de cumplir con los patrones: “haiga sido como haiga sido”. Uno de esos reporteros, hoy, pide asilo en Estados Unidos y denuncia la farsa montada por la SSP en el secuestro y liberación, con la que la misma Televisa, fiel a toda su perversidad, quiso también apropiarse de “la dignidad”. El ejercicio les salió mal. La dignidad es algo a lo que se renuncia cuando se abandona la ética, y ni Televisa ni Denise Maerker destacan por un compromiso ético; mantener el “status quo” y el poder del dinero son los intereses que los mueven. Sería un acto de ingenuidad estúpido, suponer o esperar que en su próximo programa la seudo periodista suspenda y coloque una indignada cortinilla, no ya para “denunciar la violencia” en la que trabajan los periodistas en el México de la usurpación fecalista, sino para denunciar el fraude con el que la “autoridad” policiaca ¿con conocimiento de Televisa? quiso aparentar que hacía algo contra la violencia que azota al oficio periodístico en el México del fecalismo telecrático; cuando menos al periodismo, medianamente auténtico, de lo que Televisa y Denise tampoco saben mucho.

En esos parámetros se mueve el imaginario del “poder” en México. Mientras Beltrones, presidente del Senado, convoca a la concordia nacional, el usurpador en turno nos hace saber que Beltrones y el Senado, no son, ni representan nada, lo que quedó plenamente demostrado con la invasión virtual de dos ejércitos extranjeros, toda vez que el Ejecutivo usurpador mandó una invitación para que los invitados, a su desfile del “dime de qué presumes y te diré de qué careces”, pudieran llegar a México desde el día 7 de septiembre, lo cual sucedió así con el ejército de la monarquía española y con el ejército yanqui (ni más ni menos), cuando el oficio informando al Senado de la República, fue entregado en ese lugar hasta el día 9, sin que tuvieran los senadores la oportunidad, o no, de acuerdo con lo que todavía mandan las leyes, de cursar, o no, la invitación de marras. Es decir, dos ejércitos extranjeros fueron invitados a México creándoles, la conservadora derecha panista, con su usurpador a la cabeza, las condiciones necesarias para que diera una ocupación, que no por virtual, es menos invasión. El “haiga sido como, haiga sido”, desconociendo o de plano violando la norma constitucional que faculta al Senado para autorizar o denegar invitaciones de ese tipo a México de manera brutal también con este agravio, dejando en claro que el Senado en México no es más que un abrevadero de tercera clase para pagar los salarios de unos “representantes populares” que ya no se representen ni a sí mismos.

El falso secuestro y rescate de reporteros de Televisa en Durango y la invasión extranjera, que poco tiene de virtual, son dos ejemplos de los parámetros perversos y decadentes en que se ahoga lo que alguna vez pretendió ser la tan mal “celebrada” República Mexicana.

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