martes, 28 de septiembre de 2010

Asalto al C-4, el colmo - Luis Javier Valero Médico


Apenas el domingo anterior lo escribíamos aquí: “Si faltara un elemento para reafirmar la percepción descrita líneas arriba, la renuncia, separación del cargo, o vacaciones del titular de la CIPOL, no hizo más que evidenciar el vacío que muchos ciudadanos perciben en el actual relevo gubernamental.

A cualquier circunstancia que obedezca la separación de Saúl Hernández de su cargo, en tanto la nueva estructura aprobada por el Congreso del Estado no se pusiera en marcha, pone en más grave riesgo la endeble seguridad pública existente en la entidad y muestra la necesidad de instalar nuevos esquemas institucionales para el relevo de las actividades centrales de la administración estatal. De ahí la preocupación acerca del vacío legal que norme el proceso de entrega-recepción de las administraciones municipales y estatales. Y no solamente en lo referente a la documentación, sino a aspectos más importantes, como el de la seguridad pública, el financiero, protección civil y los relacionados con la seguridad social y la atención médica”.

Nos quedamos cortos ante los hechos de la madrugada del lunes en la ciudad de Chihuahua, cuando un grupo de hombres armados fue capaz de entrar por la puerta principal del complejo de instalaciones de la seguridad pública, comúnmente denominado como C-4, y disfrazados de elementos de la CIPOL robar decenas de armas largas.

El robo de armas largas no es lo único importante, sino el impresionante mensaje que le envían, no solamente a las autoridades, sino a la sociedad. Ante un hecho de tal naturaleza no es difícil llegar a la conclusión que El Diario había descrito en el memorable editorial del 19 de septiembre, –las “autoridades de facto” les llamó a los grupos criminales– y que ahora, tal parece, esa denominación debiera extenderse al resto de la entidad pues, que un grupo criminal realice tan escenográfica acción, precisamente en los actuales momentos en los que la seguridad pública, y más en el caso de instalaciones como las del C-4, debiera estar en alerta máxima, ilustra los grados de control del crimen organizado sobre las agrupaciones policiacas, mayores que los ejercidos por la autoridad legítima y legalmente constituida.

El hecho de que no ocurra así denota las enormes fallas estructurales de la seguridad pública, de verdadero escándalo y que viene a poner, nuevamente en boca de la opinión pública nacional –e internacional– a la entidad, ubicándola como la lideresa en hechos de esta índole, demostrativos de la enorme incapacidad, ya no sólo de los gobernantes locales, sino del conjunto del Estado mexicano, para combatir a la delincuencia, verdaderamente organizada.

Porque deberán señalarse las monumentales fallas de las autoridades estatales, incapaces de ofrecerle seguridad ¡Ni siquiera a las instalaciones de seguridad pública Pero también la falta de voluntad, de todo tipo, no solamente política, para que las agrupaciones estatales y federales logren acuerdos y actúen coordinadamente.

El asalto al C-4 muestra rampantemente que eso de la Operación Coordinada, u operación conjunta es sólo una ilusión. Por desgracia, errores de esa magnitud se miden en vidas y patrimonios familiares y sociales perdidos. De nada valdrá que, hoy mismo, en esta edición ya leamos las tronantes declaraciones de los actores políticos, achacándose unos a otros las responsabilidades.

No debemos ir muy lejos por las respuestas correctas, todos ellos son corresponsables. No han sido capaces de asumirse como hombres de Estado para entender que pueden tener mil discrepancias (que, para los fines generales, priístas y panistas mantienen programas semejantes y desde el punto de vista económico y social son pocas, muy pocas las diferencias entre ellos) y enfrentar con una estrategia adecuada la difícil situación por la que atravesamos.

Solo recordemos, para ubicar tales semejanzas, que años atrás se les escapó Crispín Borunda, en un traslado para recibir atención médica. Coincidentemente, ese día, al contrario de los otros traslados, los agentes de la CIPOL no contaron con el apoyo de fuerzas militares.

En la madrugada de ayer tampoco había resguardo militar en el C-4 ¿Por qué?

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