jueves, 10 de junio de 2010

Astillero Astillero


Astillero
Feliz viaje, Felipe
Visita de Estad(i)o
Dos asesinatos
Tibieza oficial
¿Atentado zeta en EU?
Julio Hernández López


Así sea por unos días, el director técnico de Los Pinos disfrutará de un viaje de placer y relaciones públicas al que extrañamente quiso disfrazar de abnegada sesión binacional de trabajo con partido mundialista inaugural de cortesía en algún receso. La evasión balompédica (es decir, relacionada también con el balón) se produce cuando los asuntos nacionales se mantienen en la hirviente crisis ya acostumbrada pero, además, cuando se multiplican las evidencias y testimonios de que ciudadanos mexicanos han sido atacados de manera artera en su propia patria y en el borde gringo hasta causarles la muerte.
El ciudadano estadunidense Humberto Navarrete, que vive en National City y estudia para asistente médico en Chula Vista, ambos lugares en California, dice estar decidido a sostener ante cualquier autoridad su testimonio de la manera como vio a cinco agentes migratorios golpear al indocumentado Anastasio Hernández Rojas que ya estaba sometido, esposado y boca abajo, y luego aplicarle descargas eléctricas hasta asesinarlo. Navarrete grabó con su Blackberry, en compañía de Sergio González, cuatro videos, accesibles en http://bit.ly/bqaFdq, que entregó a Diario San Diego y en los que se escuchan los gritos de dolor y solicitudes de auxilio de Hernández Rojas. El testigo narra: “En el video tres llegan dos unidades móviles con al menos dos personas en cada vehículo y se incorporan a los otros oficiales y empiezan a golpear a la persona que está en el suelo”. En el cuarto video “sigo grabando y llegan más oficiales, más agentes, al menos eran ya unos veinte oficiales de azul y verde; rodean a la persona esposada que está en el suelo, y en eso un oficial hace una señal y todos los agentes como que se abrieron hacia un lado y saca una pistola eléctrica y descarga un cartucho. Yo conté al menos arriba de cinco descargas. La persona empieza a dar vueltas por el suelo por cada descarga”.
Sergio González, con cuarenta años de residir en National City y dedicado a la construcción, también da su testimonio: “La persona que estaban golpeando pedía auxilio a gritos ‘auxilio, quítenmelos’, y nomás se oían los trancazos, pero al momento de que los oficiales le dan las descargas por medio de la pistola eléctrica, la persona dejó de gritar, perdió el conocimiento (...) Los agentes migratorios estadunidenses cuando estaban golpeando a esta persona estaban a unos metros de la acera, del pasillo para cruzar a Tijuana, y después se lo llevaron más retirado a la parte de atrás del automóvil y todavía gritaba la persona, pero después de las descargas perdió el conocimiento y ya no gritó (...) Un oficial de México nos pidió que le entregáramos los videos y un reporte, pero la verdad, estos agentes mexicanos mejor se metieron a la oficina que está a un lado de la pasada, por lo que vinieron unos soldados de la Marina mexicana y nos pidieron que nos moviéramos”.
Bobbie McDow, estadunidense casada con el mexicano Raúl Flores, da testimonio de un suceso criminal más, éste en Ciudad Juárez, donde presenció la manera en que un agente migratorio gringo asesinó a Sergio Adrián Hernández Huereca, de 15 años, estudiante de secundaria con reconocimientos escolares y deportivos. Dijo que uno de los agentes disparó hacia México mientras sometía a un adolescente, y aun cuando alguno de los chicos tiró piedras contra los vigilantes migratorios gringos, su vida nunca estuvo “amenazada”. Flores señaló que al adolescente le dispararon luego que salió detrás de un pilar en el lado mexicano de la frontera con sus manos al aire, y que el agente y el chico “tuvieron cuatro segundos para mirarse uno al otro”, antes de que el jovencito recibiera los impactos, primero en un hombro y luego en la cabeza.
Dos mexicanos asesinados por policías estadunidenses: el primero, a unos metros de ser deportado por Tijuana, y el segundo en Ciudad Juárez. Pero la gerencia trasnacional con sede en Los Pinos apenas alcanza a desplegar los recursos tan clásicos como ineficientes de la tibia nota diplomática, la exigencia de indagaciones policiacas y la apuesta por el paso del tiempo. Ayer mismo, la inconmovible canciller mexicana, Patricia Espinosa, dijo que el calderonismo ya había hecho todo lo que le correspondía y que es tiempo de mirar al futuro, pensando en enfoques regionales y reformas migratorias.
La ola de violencia contra los mexicanos proviene de factores múltiples que no pueden darse por agotados mediante burocracias de diplomacia agachona ni coartadas policiacas compartidas. Calderón debería estar aplicadamente atento a lo que está sucediendo en la frontera (sobre todo, luego que su discurso de fanfarronerías aplaudidas parcialmente en Washington aceleró las reacciones conservadoras adversas), donde soldados mexicanos habrían apuntado con sus fusiles a los agentes fronterizos gringos luego del asesinato del adolescente, según la conveniente versión que la FBI ha hecho circular, poniéndose a la defensa y alentando la histeria estadunidense contra “la amenaza” mexicana. Pero en lugar de enfrentar con vigor esos y otros problemas graves del país, prefiere viajar, evadirse, disfrutar y, políticamente, hacer sánduiches de irresponsabilidad combinada con mentira.
Astillas
Una semana atrás, The Houston Chronicle publicó una nota, visible en http://bit.ly/cV3ENd, que daba cuenta de un supuesto plan de Los Zetas para detonar la cortina de la presa Falcon, en la frontera con Texas, lo que arrojaría billones de galones de agua en una región con millones de habitantes. Ayer, marinos guiados por la DEA encontraron veinte kilos de explosivos, supuestamente pertenecientes a un cártel sin identificar, en la colonia Roma de la ciudad de México... Y, mientras es visto el nuevo documental del Canal Seis de Julio, dirigido por Carlos Mendoza, sobre el SME y LFC, titulado Que se haga la luz, en http://bit.ly/c6RRP0 (aquí, la primera parte; las tres restantes se pueden localizar en el mismo Youtube), ¡hasta mañana, con Monterrey nuevamente estremecido por el narco!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

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