martes, 27 de abril de 2010

Respalda obispo a sacerdote acusado de pederasta


Pedro Zamora Briseño

COLIMA, Col., 26 de abril (apro).- El obispo de esta diócesis, José Luis Amezcua Melgoza, manifestó su respaldo al presbítero Audón Serratos Zepeda, mencionado por la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), como responsable del abuso sexual contra una menor de 15 años en Estados Unidos.
Desde hace cuatro años, Audón Serratos es vicario de la parroquia del Señor de la Misericordia, en la colonia Del Valle, del municipio conurbado de Villa de Álvarez, Colima.
Según los señalamientos en su contra en el estado de California, en 2003 Audón Serratos habría acariciado y besado durante 80 minutos a la víctima, con el pretexto de darle clases de educación sexual, por lo que fue arrestado, condenado a un año de prisión y al pago de una multa.
Luego de que esa organización estadunidense dio a conocer una lista de sacerdotes presuntamente implicados en actos de pederastia y abuso sexual que se encuentran en México —entre quienes incluyó a Serratos Zepeda—, el obispo de Colima dio a conocer un documento, en el que se refirió a la pederastia y expresó su apoyo al sacerdote.
El documento fue leído durante todas las parroquias durante las ceremonias religiosas de ayer.
Además, Amezcua Melgoza declaró que los señalamientos en contra del sacerdote por pederastia “están fuera de lugar”, porque “la pederastia se da entre un varón adulto y un niño”, no entre un adulto y “una jovencita de 15 años”.
Sin embargo, el prelado reveló que el sacerdote admitió haber tenido una “conducta lasciva”, por lo que fue juzgado en Estados Unidos, pero “el caso ya quedó cerrado en la Unión Americana”.
Sin embargo, aclaró que no sabía de la situación del sacerdote hasta que se ventiló en la prensa, y señaló que se le permitirá seguir ejerciendo su ministerio, porque ya está perdonado. “Imagínense que un hijo de ustedes comete un error y no lo perdonan en toda la vida, claro que no, porque la mamá perdona y ayuda, y a este hermano la Iglesia lo perdonó de su pecado”.
Por su parte, en la gaceta El mensajero, perteneciente a la parroquia del Inmaculado Corazón de María, apareció una nota, en la que se rechaza la información publicada en la prensa local y se niega el sacerdote haya tenido responsabilidad en los hechos que se le adjudican en Estados Unidos.
“Este es el hecho cierto: hace unos seis años, durante una visita a Estados Unidos, el P. Serratos fue víctima de una acusación de acoso por parte de una jovencita, aconsejada por su mamá con el fin de sacar dinero.
La resolución final del juez fue a favor del padre Audón. No es verdad que tuvo que pagar una gran cantidad de dólares por la fianza. Es lamentable este tipo de información. Oremos por el padre Serratos y por su familia”.
Mientras tanto, en su documento, el obispo dijo que la iglesia católica entera --“pueblo y jerarquía”-- camina “consciente de que es pecadora”, pero “a la vez existen en ella muchos gérmenes de santidad”.
Sostuvo que el problema de la pederastia no afecta únicamente a la Iglesia, sino que lo padece toda la sociedad, y debe enfrentarse con “sinceridad y eficacia”, para lo que se necesita “valentía, perseverancia y oración”.
Manifestó: “Sabemos que es necesario actuar con urgencia buscando las medidas adecuadas en la formación de los candidatos al sacerdocio, en las familias, en el trabajo; reconocemos que es necesario responder ante Dios y ante los tribunales debidamente constituidos cuando sea necesario.
“También nos damos cuenta que el sacerdote, o religioso que no cumple sus votos, viola la santidad del sacramento de orden en el que Cristo mismo se hace presente en nosotros, en nuestras acciones y en el daño enorme que se hace a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa”, señaló.
Añadió que es conocido que entre los más de 400 mil sacerdotes que hay en la Iglesia Católica, “es pequeñísimo el número de los que han fallado y que, por asociación, muchos aparecen tachados de culpables y como si fueran culpables de los delitos de otros”.
Consideró evidente que “la tormenta de acusaciones contra la Iglesia católica denota una campaña cierta contra ella misma. Todos los días lo vemos en los medios de comunicación y se señala y magnifica con saña cualquier error”.

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