jueves, 15 de abril de 2010

¿Quién mató a Paulette?

Ricardo Alemán
Itinerario Político
15 de abril de 2010

La pregunta parece ociosa, pero no lo es. Sobre todo porque luego de una primera investigación fallida por todos los flancos, la Procuraduría de Justicia mexiquense parece empeñada en moldear la percepción de que la niña Paulette murió de manera accidental.

Sin embargo —y a pesar de que se llega a extremos como presionar a las nanas para que modifiquen su versión original de los hechos—, expertos forenses y en criminalística coinciden que en esa dirección va la litis; ¿Quién mató a Paulette? La pregunta, como queda claro, lleva implícita la tesis de que Paulette no murió de causas naturales y tampoco en forma accidental. ¿Y entonces? Ese es el tema.

Resulta que cuando se produjo el hallazgo del cuerpo sin vida de la niña —o el supuesto hallazgo—, en ese momento no sólo se invalida toda la investigación previa realizada por la Procuraduría mexiquense —que apostó al secuestro sin abrir la hipótesis del crimen—, sino que el conjunto de las autoridades ministeriales quedaron reprobadas. ¿Por qué?

Por razones elementales. Porque iniciaron la investigación sin tomar en cuenta la variable del crimen; porque fallaron al preservar toda la casa como escena del crimen —el secuestro es un crimen—, y porque manos criminales sacaron a la niña, o escondieron el cuerpo en algún lugar de la casa, para luego burlar a todos y sembrar su cuerpo en la cama.

Una autoridad en cuyas narices ocurre todo lo anterior —sin enterarse —, no merece el título de investigador, perito de nada, Ministerio Público o procurador de Justicia. ¿Cómo se le puede llamar a esos investigadores? Y son los mismos que siguen en la investigación.

Pero hay una pregunta clave. Si aceptamos que brillantes sabuesos de la Procuraduría mexiquense —auxiliados de detectores de calor y perros—, no encontraron a la niña en toda la casa, por qué el cuerpo apareció en la cama y no en un patio, en una alcantarilla, en un baldío… Un criminal ajeno lo habría dejado fuera, en cualquier lugar. Nadie habría dudado de la familia y todo habría apuntado a un desconocido, externo. La pregunta es la siguiente: ¿Por qué sembrar, o regresar el cuerpo a la cama?

Uno, porque la niña nunca salió de la casa, Dos, porque se intentó moldear la idea de la muerte accidental. Y tres, que por dolor no se atrevieron a tirarla en otro lado. Lo curioso es que desde la noche previa a su desaparición, y hasta que llegó la policía para iniciar la indagatoria por secuestro, en la casa sólo estuvieron cuatro personas. Está claro que algo huele muy mal. ¿Qué oculta la autoridad? ¿Quién mató a Paulette?

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