miércoles, 10 de marzo de 2010

Madres de Juárez: crónica de la impunidad


Santiago Igartúa



MÉXICO, D.F., 9 de marzo (apro).- Familiares de los jóvenes asesinados en Villas de Salvarcar el último día de enero, exigieron que el Ejército Mexicano salga de inmediato de Ciudad Juárez.
Encabezados por Luz María Dávila, la madre que increpó a Felipe Calderón en su visita a Ciudad Juárez el pasado 11 de febrero por llamar pandilleros a sus dos hijos asesinados en el “juvenicidio”, los familiares de las víctimas se reunieron esta tarde con el presidente del Senado de la República, el perredista Carlos Navarrete.
Acompañadas por activistas de derechos humanos, las madres de los adolescentes masacrados afirmaron que Ciudad Juárez “ha sido sepultada con cada uno de sus muertos; es un cadáver. La han masacrado, producto de la “militarización”.
Perla de la Rosa, representante de la Red de Ciudadanos SOS Juárez recordó que en el 2007 se registraron aproximadamente 300 asesinatos en Ciudad Juárez; en 2008, con la ocupación de las fuerzas armadas a partir del mes de febrero, las víctimas sumaron 1601; una año más tarde, en 2009, se asesinaron 2637 vidas.
“El diagnóstico es uno: impunidad. En Juárez se mata porque se puede”, dijo De la Rosa al presidente del Senado.
El daño, sostuvieron hombres y mujeres que enterraron familiares por la violencia en Juárez, ha sido infligido por el gobierno federal. “Es el que ha llegado a instaurar este flagelo, y me tiembla la voz de decirlo. No nos lleva más que a pensar que los cuerpos policíacos y el ejército, en vez de ser una ayuda, llegaron a masacrar a la ciudad”, lamentó Perla de la Rosa.
“Si el Ejército funcionara la gente lo estaría vitoreando; pero el mexicano es un ejército traidor a una sociedad indefensa. Si fuera un ejército fiel a su pueblo, llegaría no a robarnos, no a matarnos, no a torturarnos, no a violarnos. Porque lo único que han hecho es eso”, denunció.
A su vez, Patricia Dávila, hermana de Luz María, denunció que Juárez, en su vida diaria, ha visto crecer el hostigamiento en los retenes militares, las desapariciones forzadas, la tortura, la extorsión... “(Los militares) se roban hasta la despensa de los refrigeradores en los operativos”, acusó.
Ante el escenario de horror y de corrupción por parte de los cuerpos de seguridad y justicia, narrado con testimonios de viva voz a Navarrete, Luz María Dávila intervino sólo un momento, ensimismada constantemente en su sufrimiento: “No le pido, le exijo justicia para mis hijos y para los demás muchachos. Porque Juárez ya no es la ciudad de antes, llena de vida. Por eso aquí venimos a exigirle para que nos ayude. Por favor. Eso es lo que queremos. Lo exigimos.”
Denunció que, como soporte, sólo le han ofrecido despensas y una visa. “Ahora que me quedé sola no me importa que me den nada, sólo me sirve la justicia. Lo exijo por los dos únicos hijos que tenía. Lo pido por los demás muchachos de Juárez”, reiteró.
El senador Carlos Navarrete coincidió que el crimen organizado no debe combatirse con “más soldados, más balazos, más violencia” del Estado. “Está demostrado y nos lo dicen especialistas internacionales”, abundó.
El senador por Guanajuato adelantó que en el Senado mira “imposible” que se pueda aprobar la iniciativa del Ejecutivo para darle más facultades al Ejército, según pretende la Ley de Seguridad promovida por Felipe Calderón.
“El problema principal del país, entre muchos –dijo--, se llama impunidad. Si alguien sabe que por cometer un homicidio, o por traficar, por extorsionar, o por robar, no le va a pasar nada, sin que nadie vaya siquiera a la puerta a pedirle cuentas, incentiva al delito. (...) Habiendo organismos públicos de gobierno dedicados a investigar, esclarecer, perseguir, integrar averiguaciones previas, no lo hacen. No hay sentencias, ni persecución ni nada”, pronunció el presidente del Senado de la República.
La impunidad y violencia que, según Navarrete, en Juárez se desató con los feminicidios en los años 90, “ya es una bola de nieve que se viene creciendo a magnitudes espantosas. Porque lo que tenemos en Juárez es de una proporción monstruosa. Porque ya afecta toda la vida de la comunidad de su sociedad. Todo está afectado. Y el gobierno de la impresión de que está absolutamente rebasado por el problema, que está pasmado frente al problema”, dijo enfático el líder parlamentario.
Frente a la señora Guadalupe Meléndez, madre de Israel Arzate, autoinculpado “bajo tortura” por el juvenicidio de Villas de Salvarcar, que viajó desde esa ciudad en compañía de las madres de las víctimas por el crimen que se le imputa a su hijo, Navarrete se comprometió a pelear por la desaparición de los “chivos expiatorios”. Entre tanto, Israel continua sufriendo vejaciones, cautivo, denunció su madre.
Al término de la reunión al senador Navarrete se le entregó una declaratoria con tres peticiones fundamentales: La creación de una Comisión de Acompañamiento y Seguimiento a Juárez, Verdad y Justicia, con agenda en materia de Derechos Humanos; la atracción a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para abrir procesos indagatorios, emblemáticos, de la situación “tan grave” en materia militar para darle otro nivel de intervención; y el llamar a cuentas a Calderón al cabo del cumplimiento de 100 días desde su visita a Ciudad Juárez, termino en que se comprometió a dar resultados en materia de seguridad.

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