martes, 16 de marzo de 2010

Astillero


Ayuda mutua
Intervención policial
Riviera de Ney(arit)
Tú también, PT?
Julio Hernández López


Tal como el guión lo solicitaba, Calderón guarda respetuoso silencio ante las primeras formas de intervención gringa que se han dado mediante el envío de personal de la FBI, la DEA y otras agencias y oficinas gringas (siete en total) para que dirijan las investigaciones “mexicanas” sobre el asesinato de tres personas relacionadas con el consulado gringo de Ciudad Juárez. Mientras las matanzas continúan en otras partes del protectorado llamado México, el celoso ojo imperial se posa solamente en los casos que le han afectado directamente, aprovechando la oportunidad para apretar aún más las tuercas al desvencijado aparato felipista de control local y para insistir en la importancia de que los fallidos vecinos del sur acepten con gran convencimiento la introducción del sabido Caballo de Troya también llamado Iniciativa.
Felipe calla porque en el fondo habla el mismo lenguaje de los gringos injerencistas y no considera necesario interrumpirlos para repetirse. Los mismos poderes estadunidenses se dicen profundamente indignados pero no con Calderón, a quien consideran necesario seguir apoyando en su valerosa “guerra” contra el narcotráfico. En realidad, los sucesos juarenses, del asesinato de jóvenes mexicanos al de los vinculados con el consulado estadunidense, están cumpliendo con expectativas bien diseñadas: entre más se descomponga la estructura social mexicana más fácil será tomar control de ella, sobre todo si las armas gubernamentales están previamente esparcidas por todo el país y en especial si el germen del miedo paraliza o inhibe las eventuales manifestaciones de crítica y protesta.
Los sucesos de Juárez han abierto más las puertas al discurso externo claramente entrometido y a la aparición expresa de agentes estadunidenses en pleno escenario del conflicto. A Calderón le conviene la intervención extranjera porque es una forma de apuntalar su trono tan caído, y a los estadunidenses desde hace tiempo les apasiona la posibilidad de convertir a México en una oficina de trámites de sus asuntos de seguridad nacional. Negocio redondo.
Astillas
A sus puras pistolas, el gobernador Ney González ha impuesto a las placas de circulación de vehículos automotores la leyenda “Riviera Nayarit”, como si tal fuera el nombre oficial de esa entidad federativa. Además de las implicaciones jurídicas que tal forma de denominar al estado pudiera acarrear, resulta que la polémica leyenda es, en realidad, una marca comercial registrada por un puñado de representantes de empresas prestadoras de servicios turísticos y de hospedaje, de tal manera que el dinero y la promoción que la administración de Ney González hace en favor de Riviera Nayarit acaba beneficiando intereses estrictamente particulares. La mencionada marca fue reservada como propia, con signo distintivo y diseño, el 26 de abril de 2007 ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial por una asociación civil llamada Oficina de Visitantes y Convenciones de Nayarit, formada por representantes de las principales empresas hoteleras de Nuevo Vallarta. El asunto provocó que se creara en Nayarit el Movimiento Ciudadano contra la Injusticia, que asegura que “entre esos dueños de la marca destacan Diego Ricardo Nieto Portes, colombiano de origen y dueño de Decamerón; Ricardo Acevedo Ziade, estadunidense de origen, propietario de Punta de Mita Resorts; Víctor George Soverniego Danieli, canadiense de origen, de Conjunto Desarrollo Marina Mar; Juan Vela Ruiz, estadunidense naturalizado mexicano, de Suites Operadora; José María Alfin Alonso, español de origen, de MX Riusa II; y los mexicanos de origen Fernando González Ortega, Arturo Lomelí y Heriberto Pineda, entre otros”. El citado movimiento exige que se retiren las placas de circulación nayaritas que llevan como nombre oficial no el de la entidad, sino el de un negocio particular (o que las empresas beneficiadas con esa promoción en las placas paguen regalías a los portadores). Ney hasta ahora se ha mantenido sordo a este reclamo (como a muchos otros, que son la gran mayoría de las exigencias populares hechas durante su mandato). Por cierto, a Calderón le ha dado por disfrutar de tierra y mar de aquel nuevo desarrollo turístico... El Partido del Trabajo también ha desoído el no muy enfático llamado de Andrés Manuel López Obrador a que los partidos “de izquierda” evitaran aliarse con el PAN. Del PRD y Convergencia todo podía esperarse, pues sus decisiones electorales suelen regirse por cálculos prácticos de índole virtualmente comercial, pero en el caso del PT se esperaba que atendiera el cuidado planteamiento del tabasqueño, habida cuenta de que este partido era el que más congruencia había tenido en la relación con AMLO y de que incluso éste mismo había advertido que si continuaba la política de alianzas con la derecha le sería imposible seguir participando, por ejemplo, en los anuncios de televisión en tiempos oficiales bajo la bandera de la organización cuyo dirigente más conocido es Alberto Anaya. Ya antes el PT ha expresado apoyo al candidato oaxaqueño Gabino Cué, a quien impulsan especialmente el calderonismo y el PAN. Y ayer se anunció que el PT se adhiere a la postulación de Xóchitl Gálvez, la ex funcionaria de Vicente Fox que incluso ha adelantado la posibilidad de que el ex presidente y afinado verdugo electoral del lopezobradorismo pueda participar en actos de campaña bajo las banderas del PAN, PRD, Convergencia y PT. Óscar González Yáñez, miembro de la dirigencia colectiva del Partido del Trabajo, dijo que la determinación de apoyar a Gálvez se tomó a plena conciencia de “todas las implicaciones políticas, una de ellas la posible ruptura con Andrés Manuel López Obrador, aunque espero que no suceda”... Y, mientras Dante Delgado se vanagloria en Veracruz de una especie de pureza de sangre política al acusar al PAN y el PRI de ser “medios hermanos” y sostener una relación incestuosa, ¡hasta mañana, con Juan Ramón de la Fuente negándose a que lo den por muerto como aspirante presidencial porque “ésa es una frase muy desafortunada en la política”!
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