domingo, 26 de julio de 2009

Duda desde el poder :


Bravatas y Pendencias, Pésimo Estilo Político del PAN-gobierno


Parecía que Germán Martínez, depuesto gerente del PAN, sólo era un torpe pendenciero que arruinó a su partido, pero las bravuconerías del encargado de la "gobernación" (Gómez Mont) contra el nada pacífico narcotráfico, revelan que en realidad ése es "el sello de la casa". En vez de emplear el cerebro, en el PAN y el gobierno de Felipe Calderón sólo usan el hígado, la lengua y todas las uñas (para eso sí son muy buenos). No es lo mismo insultar y retar al prudente López Obrador o al taimado PRI, que a los atravesados que tienen AK 47 y armamento pesado para responderles. Esos "patrocinadores" que eligieron a Calderón para ponerlo en Los Pinos, se dieron un tiro en el pie. Arruina al país y de paso los amuela a ellos, agitando todos los días un violento avispero a tontas y locas. ¿Y así habrá que aguantarlo otros tres laaargos años y tolerarle que recomiende a su sucesor?

El PRD hoy. La Corte de los Milagros

Arnaldo Córdova

Entre bandidos, como es bien sabido, siempre hay negociaciones y acuerdos, hasta tratos de caballeros, todo lo cual se garantiza con pactos de sangre, lo que puede llevar a la pérdida de la vida si no se cumple. Pero hay algo que los caracteriza y es que siempre gana el más fuerte, incluso si el más débil es el más afortunado. Eso lleva a que raramente esos acuerdos se cumplan o sólo haya un mero trámite de cortesía o, dicho de otro modo, que desde el principio se sepa cuál será el resultado de la negociación. La mafia italo-estadunidense agregó un condimento que justifica todas las atrocidades que se puedan cometer en esa relación entre bandidos: sólo se trata de negocios (it’s only business).

Las negociaciones entre los integrantes de las cúpulas partidistas tienen casi todas esas características y se parecen mucho a las que se dan entre bandidos. Las que se han venido dando entre perredistas luego de la debacle electoral no son una excepción. Por lo general, se trata de derrotados que buscan escapar a la ignominia de ser los responsables del desastre o de oportunistas y logreros que intentan recuperar antiguas posiciones y presentarse como salvadores del partido o, también, quienes de verdad quieren cambiar ese establo de Augías que es el PRD.

Los chuchos están en el primer caso, Cuauhtémoc Cárdenas en el segundo y grupos que ligaron su suerte al movimiento cívico, porque estuvieron a punto de ser devorados por los primeros en una sucia lucha interna partidista, en el tercer caso. Los chuchos saben muy bien que a ellos se debe la derrota y, ya que no tienen ahora a quien culpar de sus errores, buscan una reconciliación que todo mundo sabe que será imposible si ellos mismos no renuncian a sus cargos.

Ortega y sus seguidores saben también que no tienen defensa. Ahora andan muy humildes y hasta inventan mil y una formas de dar salida a los conflictos internos que ellos crearon, como esa idiotez que perdona violaciones a los documentos internos declarando a los insurrectos “automáticamente” fuera del partido, pero con “opción” a que se reincorporen sin problemas o, asimismo, aquella de declarar una “amnistía” general.

Todo con tal de reconstruir una unidad que es imposible sin pagar errores. Ninguno de sus oponentes pide menos que sus cabezas como condición para recomponer las cosas y con toda razón. Frente a ellos, empero, están quienes, como Arce, Círigo, Acosta Naranjo y otros despistados, claman venganza contra López Obrador y sus asociados. Los chuchos mayores no están para esos arreglos draconianos de cuentas.

El caso de Cárdenas es de verdad patético. En un culebrón demagógico y desvergonzado que manda de nuevo “a los militantes del PRD” y en el cual pide que se aplique el estatuto, primero, para exigir la cabeza de López Obrador y sus seguidores, aunque le falta valor para pedirlo con todas las letras y, luego, sin que recuerde para ello el mencionado estatuto, vuelve a exigir que renuncien el presidente del partido, el comité ejecutivo (así lo dice) y los integrantes de todas las comisiones y órganos de dirección y representación, ¡quién lo creyera!, ante un órgano tan espurio como los anteriores que es el Consejo Nacional.

Cárdenas, para ello, se pasa por el arco del triunfo ese estatuto que él invoca, porque éste no señala en ningún caso semejante tontería. A renglón seguido, propone “realizar las necesarias sustituciones” sin que diga en qué norma estatutaria debería fundarse esa demencial operación. Está claro que lo que propone es que se le designe a él algo así como “comisario” para poner orden en ese partido que es en todo y por todo hechura suya. Él fue el verdadero hacedor de esas tribus y esas “corrientes” que ahora acusa de violar la legalidad interna del partido.

Él fue quien dividió a los perredistas en bandas obsecuentes a su persona para que cada una hiciera su agosto con los favores tan personales del “líder moral”. Él ahora tiene pocos seguidores en el PRD, entre ellos El Güero González Garza, hechura suya y por lo cual fue elegido coordinador de la bancada perredista en la actual legislatura de la Cámara de Diputados y se ha echado a hacerle segunda a su patrón.

Claro, también tiene su feudo en Michoacán; pero hay que recordar cómo lo hizo y lo consolidó después de la fundación del PRD: primero, dejó que los perredistas michoacanos hicieran su trabajo y constituyeran su propio liderazgo, que encarnó Cristóbal Arias; luego, cuando Arias quiso obrar por su cuenta, el líder lo combatió, bombardeándolo desde dentro del PRD y utilizando para ello a Robles Garnica, su segundo, y a sus hijos, y acabó con su carrera política. Desde entonces no hay quien le dispute a Cárdenas la hegemonía en aquel estado.

Hay, finalmente, muchos candidatos y miembros del PRD que le jugaron las contras a ese partido. Hay que recordar el resultado de las pésimas alianzas de los chuchos a los que les renunciaron sus candidatos a gobernadores o a diputados, en plena campaña, para unirse al PAN o al PRI. No es el caso de los lopezobradoristas que hicieron honor a la alianza histórica del PRD con el PT y Convergencia, a los cuales ellos y Cárdenas tratan despectivamente como si fueran extraños o enemigos. Alegar en su caso los estatutos también está fuera de lugar. Esos documentos imponen respeto y fidelidad a las alianzas.

Lo ocurrido en Iztapalapa y que Arce y los suyos denuncian como traición fue obra de perredistas, no sólo de López Obrador, y buscó revertir un fallo ilegal y anticonstitucional del TEPJF. En todo caso, se ve muy difícil que Cárdenas y los chuchos se atrevan a ir más allá en su pequeña noche de cuchillos largos contra el líder del movimiento cívico y una muy buena porción del perredismo que no está dispuesta a ser nuevamente atropellada y excluida.

Si de verdad se quiere una refundación del PRD, ésta tendrá que hacerse con todos, pero en asambleas deliberativas en las que todos de verdad digan lo que piensan y lo que quieren y se pongan de acuerdo en cuáles son los principios por los cuales deben luchar, como cuando fundamos el PRD.

Para documentar nuestro pesimismo

José Agustín Ortiz Pinchetti
Soy un opositor, pero no deseo que naufrague mi país. Algunos amigos se han sorprendido de que yo me incline a pensar en un mal desenlace del sexenio a pesar de no desearlo y de ser por lo general optimista. Revisemos varios factores:

Nuestra economía está muy mal, todos lo sabemos y gran parte lo estamos padeciendo. El gobierno no ha podido aplicar medidas correctivas, está aferrado a la esperanza de una recuperación pronta en Estados Unidos. Todos los indicios están a la baja. “Cierto –dicen los optimistas–, pero hemos vivido y superado otras debacles.”

El sistema político está agotado, el Ejecutivo es débil y el Congreso impotente. La descomposición del sistema de gobierno y del régimen de partidos es obvia. Dicen los optimistas: “en México nunca han funcionado bien las instituciones y hemos sobrevivido”.

La guerra contra el narcotráfico no puede ganarse. Hay 13 mil muertos en los 30 meses recientes y el gobierno no puede poner en paz la mitad del territorio. Hay graves deserciones de las fuerzas de seguridad. “Sin embargo –dicen los oficialistas–, hace por lo menos cuatro sexenios que el narcotráfico y sus secuelas están presentes, y no nos hemos colapsado.” ¿Por qué ahora?

La desigualdad está creciendo. En sólo un año 6 millones de mexicanos pasaron al nivel de pobreza extrema y se ha concentrado más el ingreso. “Es cierto –dicen los calderonistas–, pero la desigualdad ha sido característica de nuestra sociedad desde hace siglos. No porque aumente esto se va a desplomar.”
Quizás ninguna de estas cosas negativas por sí mismas justificarían un pronóstico siniestro para el final del sexenio si no fuera por los siguientes elementos: 1) Todos estos deterioros están coincidiendo y se han incrementado en los meses recientes, sin ninguna acción del gobierno ni de la sociedad civil, ni de la clase política que sea capaz de contenerlos.

2) La conciencia pública y la inconformidad están creciendo. La gente empieza a darse cuenta que el país está mal gobernado, que unos cuantos absorben los beneficios y que sus supuestos representantes son una caterva de pícaros.

Estos últimos rasgos de la realidad son los más preocupantes, a pesar de que los analistas los desdeñan. El aparato no es capaz de resolver los problemas y la gente empieza a impacientarse y a enfurecerse. Son demasiadas circunstancias negativas fluyendo en un mismo punto como para poder hacer pronósticos optimistas sobre los próximos tres años de vida mexicana. Antes de imaginar quién va a ganar las elecciones en 2012, habría que pensar los escenarios de salida de quien se robó las elecciones en 2006.

jaorpin@yahoo.com.mx

Lo ocurrido en México, “descuido imperdonable” de sus encargados de salud, clama la ONG

El recurso preveía encarar brotes como el de A/H1N1, denuncia Transparencia Nacional

Relegaron Molinar y Karam fondo instituido para generar antivirales

La Jornada.

Roberto Garduño

La omisión y falta de diligencia en el desarrollo y creación de antivirales para enfrentar brotes cíclicos de enfermedades respiratorias, como el ocurrido en mayo pasado con la cepa A/H1N1, fue el signo de la actuación, durante dos años, de Juan Molinar Horcasitas al frente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y su director de Planeación y Finanzas, Daniel Karam, denunció Gabriel Reyes Orona, presidente de la organización Transparencia Nacional.

“El exceso de las medidas adoptadas por el gobierno de Felipe Calderón para enfrentar los efectos de la enfermedad, en ningún otro lugar del mundo se han observado, porque los países afectados cuentan con la infraestructura y medicamentos suficientes para resolver los casos que se les presentan. ¿En qué país se han paralizado las actividades económicas y productivas de los ciudadanos? Lo que ha sucedido en México es un descuido imperdonable de sus encargados de salvaguardar la salud y seguridad social de la población. Si estuviéramos en Noruega, Estados Unidos, España o Francia, los responsables de una omisión como ésta ya estarían en la cárcel ipso facto”, refirió el abogado.

Recursos suficientes para investigación

La probable responsabilidad de los funcionarios en cuestión se fundamentaría así: en junio de 2002 la Ley de Ciencia y Tecnología contempló canalizar recursos suficientes para investigación y articular esfuerzos con la comunidad científica para preparar al país ante brotes de enfermedades contagiosas que, según la Organización Mundial de la Salud, se presentarían en la primera década del siglo XXI.

En 2004, el secretario de Salud, Julio Frenk, señaló que era la necesaria la creación de reservas de antivirales, y la compra de vacunas para el anunciado brote cíclico de enfermedades respiratorias.

Y, con fundamento en el artículo 251 de la Ley del IMSS, se obligaba al instituto a promover y propiciar la investigación en salud y seguridad social.

El contrato 16332-3 –del cual se tiene copia– del fideicomiso para la constitución y administración del Fondo de Investigación en Salud, suscrito en agosto de 2008, da cuenta de que el Consejo Técnico del IMSS dictó el acuerdo número 21/2006, del 25 de enero de 2006, mediante el cual determinó autorizar al director general para que, por conducto del director de Prestaciones Médicas del instituto, se instrumentaran las acciones necesarias para que el Fondo para el Fomento de la Investigación Médica, bajo responsabilidad de la Coordinación de Investigación, en Salud, “opere bajo la figura jurídica de fideicomiso”, conforme a la Ley de Ciencia y Tecnología, e instruir a la Dirección de Planeación y Finanzas a efecto de emprender los trámites administrativos necesarios y determinar la institución que resultara más conveniente para la constitución del fideicomiso del fondo y a la Dirección de Prestaciones Médicas, a fin de que en coordinación con la Dirección Jurídica se elaboraran los instrumentos jurídicos necesarios para la formalización de la operación.
Una vez que los órganos de dirección fueron mandatados por el Consejo Técnico para impulsar con recursos públicos el levantamiento de laboratorios, investigación sobre epidemias y acumulación de antivirales y vacunas, el consejo aprobó las reglas de operación de los Fondos de Investigación en Salud.

Trasparencia Nacional advierte que “no obstante la alerta sobre posibles brotes epidemiológicos, ni Fernando Flores, ni Juan Molinar ni Daniel Karam hicieron nada en dos años para cumplir con las instrucciones del Consejo Técnico, a sabiendas de la inminente epidemia cíclica de enfermedades respiratorias virales”.

Fue hasta el 15 de agosto de 2008 cuando finalmente se formalizó el contrato entre el fideicomitente, el IMSS, y la fiduciaria, que recayó en Banamex. Desde entonces “el gobierno de Felipe Calderón mantuvo intactos los recursos públicos en un fideicomiso administrado por un banco privado, el más favorecido por los gobiernos panistas, y del cual no se ha movido, hasta ahora, para impulsar y promover la investigación en el área de antivirales”.

Pese a que el IMSS intentó ocultar que la fiduciaria era Banamex, el hecho se confirmó una vez que Transparencia Nacional solicitó la información.

“No se ha informado cuánto dinero le entregaron a Banamex, ni qué ha hecho el banco con el dinero. Se autorizó que los recursos destinados pudieran ser invertidos en instrumentos en favor de Banamex.”

Aun así, la naturaleza del fideicomiso se omitió en los meses anteriores al brote de influenza, sin que los recursos allí existentes se ocuparan para la investigación, como lo refiere el contrato:

“El fideicomiso tiene como finalidad administrar los recursos a efecto de que se destinen a canalizar los apoyos financieros otorgados para actividades de investigación científica, tecnológica y de salud; innovación y desarrollo tecnológicos, así como para la formación de recursos humanos especializados, becas, divulgación científica y tecnológica, creación, fortalecimiento de grupos o cuerpos académicos y la infraestructura relacionada con la investigación científica y el desarrollo tecnológico en salud”.