domingo, 15 de febrero de 2009

La catástrofe del día. Rolando Cordera

Sin novedad en el frente nos acercamos al fin de la semana. Sólo que… en Monterrey, por cuarto día consecutivo aparecen los jóvenes “tapados” que hacen y queman barricadas, enfrentan a la policía local, exigen la “salida de la plaza” del jefe de la Zona Militar, general Antúnez, mientras el secretario de Seguridad Pública del estado asegura que “el crimen organizado paga 500 pesos a cada uno de los manifestantes y les proporciona transporte” (David Carrizales, La Jornada, 13/02/09, p. 30).

“Saquean silos y trenes con alimentos en todo el país”, anuncia El Universal en su primera plana del viernes, y agrega: “Entre las rutas ferroviarias que más robos han registrado destacan Veracruz-Laredo, la del Pacífico, así como las que cruzan por Guanajuato y Jalisco”… “Esta semana, en Sinaloa fueron hurtadas 30 toneladas de frijol. En Guanajuato, las acciones de la autoridad han sido insuficientes para detener los robos que se han dado en las últimas horas.”

Sin novedad pues, salvo porque el presidente Calderón lleva su fiebre metafórica al diagnóstico de la crisis en Estados Unidos a la que califica de infarto, y reitera que “ni nos rendimos ni nos echamos para atrás” (La Jornada, p.10). Aparecida en el subsuelo con toda su fuerza, los que viven a ras del piso se consuelan pero no se van porque no hay para dónde hacerse: el desempleo afecta las zonas más avanzadas vinculadas con la economía internacional, pero la caída de los ingresos reales se extiende por todo el territorio, dejando cada vez menos espacio a una informalidad que sólo puede reproducirse si los ingresos formales mantienen su flujo. De no ocurrir así, como ha empezado a suceder, sólo queda el trueque como recurso de última instancia, pero eso implica parálisis económica y fiebre social.

Bajo control catastrofismos y catastrofistas, sólo quedan las catástrofes que se anuncian y aparecen sin descanso en las estadísticas, las imágenes, los relatos de viajeros y turistas: el norte de México está imposible y más arribita funciona inclemente el muro electrónico y de concreto que obstruye el tránsito, lo detecta, lo detiene, cuando no lo liquidan los vigilantes que saben nada de la buena vecindad y la sociedad estratégica, y mucho de cómo usar sus armas sin que sus muertos hagan ruido.

Frente a esta realidad en cinemascope y cámara cada vez menos lenta, la dirección política nacional, en particular la que ocupa el gobierno del Estado, se presenta pasmada, perdida en la transición y en su traducción, avasallada por la ocurrencia e incapaz de hacerse cargo de la gravedad de la situación. De aquí su ridículo espectáculo del martes y el miércoles de la “Caza del pesimista”, y su recurrente visita a la bravata pintoresca y provinciana, del todo ineficaz para convocar a la cooperación social y política, y para intervenir sobre la economía y sus impactos negativos sobre la vida y la convivencia social.

Por más que se empeñe en convencernos de lo contrario, el gobierno federal no ata ni desata mientras la crisis avanza y avasalla vidas y haciendas, incluida aquí la que le tocó en suerte al secretario Carstens: desprovisto de sus alegorías sanitarias, sólo le queda asumir una circunstancia recesiva que se agudiza y no da respiro a una retórica económica desgastada, fallida, incapaz de organizar discurso alguno ni sostener la más modesta de las convocatorias a la acción.

El día en que paralizaron la tierra; la terra trema; mejor: lost in translation (in transition), pero sin el portento de Scarlett Johanssen y el humor de Bill Murray. Se gastó la gran promesa de la globalización neoliberal con su democracia bien portadita y sólo nos queda la memoria, mermada por tanto abuso de revisionistas a la orden, y la política, acorralada por sus espectros, alucinada por las siete vidas de un viejo régimen reacio a hacer mutis, pero nunca tan plural y abierta como ahora.

Con esto, y una juventud acorralada por el inempleo y la caída libre de sus expectativas, habrá que transitar hacia el centenario de una revolución cuyos pioneros, en 1909, anunciaban así: “El año entrante, cuando nuestra patria cumpla cien años de haber proclamado su independencia, deberemos resolver un problema fundamental, de cuya solución dependerá nuestro porvenir como nación libre y soberana” (“el problema, ilustra el historiador, era acabar con la relección indefinida del presidente, que había concentrado en sus manos un poder absoluto”). “A esto debemos atribuir, decían los del Centro Antirreleccionista, que ahora la justicia ampara al más fuerte; que la instrucción pública se imparte sólo a una minoría de quienes la necesitan; …que los obreros mexicanos emigran al extranjero en busca de más garantías y mejores salarios; …que se han hecho peligrosas concesiones al extranjero… y, por último, que el espíritu público está aletargado, el patriotismo y el valor cívico deprimidos… Lo que actualmente pasa en nuestro país causa pena y vergüenza” (Pedro Salmerón Sanginés, “¿Por qué estalló la revolución de 1910?”, Configuraciones 29, México, octubre-diciembre de 2008, p. 14).

Mucha agua pasó debajo del puente y el problema fundamental debe ser otro. El problema es que ni siquiera acertamos a planteárnoslo. Mucho menos los de arriba, que sólo saben agarrarse del chongo y luego llorar ante el peligro inminente y la catástrofe del día.

El onanismo en el poder. Arnaldo Córdova

Es un fenómeno universal el que los políticos se acostumbren rápidamente a hacerse tontos cuando deben explicar a sus opositores (e incluso a sus seguidores) la razón de sus actos o cuando se les replica (cuando no se aceptan sus justificaciones) o, de plano, cuando se les critica por sus errores. Difícilmente encontraremos un político que diga lo que se propone y menos lo que pretende ocultar. Y, con muy honrosas excepciones, jamás veremos a uno que confronta abiertamente a los que están y a los que no están de acuerdo con él. Él quiere que todo mundo esté con él y que jamás ponga en duda sus decisiones. “No te me opongas, porque romperás la unidad que nos es tan necesaria”, solía decir a los suyos un ministro inglés de los primeros años de la Segunda Guerra Mundial.

Que se hagan tontos, sin embargo, no equivale a que sean necesariamente tontos. Un buen político está perdido si es un tonto. O va a ser utilizado indefectiblemente por otros o, en todo caso, otros harán siempre su tarea y él ni siquiera se dará cuenta. Fue el caso de Fox. ¿Qué puede pasar si, encima, un político tonto pretende hacerse el tonto? Creo que la respuesta está en la tira cómica que hemos visto desfilar últimamente en torno a los “catastrofistas” que critican al gobierno porque quieren ver destruido a su Estado. A cualquiera se le antojaría que todo es mera ficción; pero es una espeluznante realidad y parece que hay muy poco con qué poder explicarla.

En una ocasión, a propósito de otro tema y en otra situación, mi venerado amigo René Zavaleta me soltó esta lanzada: “Son perfeccionistas y todo lo hacen mal”. Cualquier tonto puede pretender ser perfeccionista y, por eso, todo le sale mal. Así han sido nuestros gobiernos de los últimos 32 años. Y no hay modo de explicárselo, porque jamás lo entenderían, iluminados como andan siempre con la obsesión de ser “perfectos”. En su discurso del pasado 5 de febrero Calderón dijo que tenemos la responsabilidad histórica de diseñar leyes y fortalecer las instituciones que las apliquen. “Leyes –abundó– para garantizar la seguridad… que promuevan un crecimiento más dinámico… que propicien una distribución más equitativa… y que posibiliten, también, el abatimiento de la pobreza…” Esas leyes, le faltó decir, no hay en el Estado quien las pueda “diseñar”.

No era una afirmación. Era una acusación y en eso no tuvo reparo alguno. Lejos de admitir (así fuese sin conceder) que hay un amplio sector de la ciudadanía (y no sólo de lopezobradoristas) que considera que sus iniciativas de ley enviadas al Congreso son bodrios inútiles e insuficientes que sólo favorecen a los intereses a los que él sirve, Calderón soltó su andanada: “Valoramos la crítica, valoramos la crítica que orienta soluciones y el análisis que alerta responsablemente sobre riesgos latentes. Pero debemos rechazar todos el catastrofismo sin fundamento, particularmente ahora llevado a extremos absurdos, que daña sensiblemente al país, a su imagen internacional, ahuyenta inversiones y destruye los empleos que los mexicanos necesitan”. Por lo menos, debió decirnos de quién o de quiénes hablaba, pero no es su estilo.

Lo que seguramente sí pensaba era que hablaba a nombre de quienes lo llevaron al poder, pero hasta en eso se equivocó. Ya Carlos Fernández Vega recordaba que en marzo de 2004, Carlos Slim, un hombre que se ha enriquecido al amparo de estos regímenes ineptos, declaraba que el modelo de desarrollo no había sido benéfico, que “ya da muestra de fatiga social; no ha tenido resultados en crecimiento y empleo”. También que voceros de Canacintra y de los “barones” de Monterrey exigieron cambios al “modelo” económico. Y cita a Federico Sada González, de Vitro, el cual urgía “revisar los esquemas económicos del país”. En mayo de 2003, Dionisio Garza (de Alfa) dijo que el gobierno foxista era “incapaz… No es cierto que el país no crece sólo por la recesión de la economía internacional”. Y el piadoso Servitje demandó “la corrección del modelo económico, porque con el actual no podrá combatirse la pobreza”. Testimonios de ese pelo los hay a montones.

Los gobiernos panistas han sido tan ineptos para conducir la economía como lo fueron los últimos gobiernos priístas y los dueños de la riqueza no han cesado de señalárselo. Éstos saben que los han sostenido en el poder y que se lo han dado a varios de ellos, pero no soportan hacerse tan ricos y, al mismo tiempo, sufrir tan graves pérdidas por las recesiones. El último zambombazo se los dio el más rico de todos, el mencionado Slim, y les explotó en las verijas. En el reciente foro organizado en el Congreso, en una intervención desordenada y pedestre (a uno que sólo sabe hacer dinero no se le puede pedir que sea buen orador), Slim les dijo: “No quiero ser catastrofista, pero hay que prever y no estar viendo las consecuencias después y estar llorando”. Y agregó: “… el producto interno bruto mexicano se va a desplomar, se va a caer, va a ser negativo, ya desde el último trimestre del año pasado; no sabemos cuánto dure, pero va a ser muy fuerte el efecto”. Llamó a proteger el empleo y a enfocar el esfuerzo en la reactivación de la economía interna. La inversión extranjera viene, remató, si puede obtener ganancias.

Cualquiera podría estar de acuerdo con él. Pero no el gobierno panista. Ese mono de ventrílocuo que ocupa una de las secretarías de Estado más importantes y que lo ponen a boxear con cualquiera, de inmediato se lanzó a la palestra: Don Roque (quizá algunos recuerden a aquel chistosísimo muñequito) señaló que había que ver si los “pronósticos” del empresario “son reales, certeros y si tienen sustento sólido, o si bien obedecen a un buen deseo [sic] de que las empresas se abaraten para luego comprarlas, o bien para obtener modificaciones a títulos de concesión que hasta ahora no se le han concedido para entrar en otros mercados”. Don Roque le debe saber algo y ha estado en puestos en los que ha podido saber qué (desde la Comisión Federal de Telecomunicaciones, por ejemplo). De los demás panistas, ni hablar. Le dijeron a Slim que por qué invertía su dinero en el extranjero y no aquí. Ellos eso ya lo saben.

Estamos en presencia de un gobierno onanista, que todo lo hace dentro de sí mismo. Si quienes le dieron el poder a los panistas no se sienten atendidos y la sociedad con todas sus clases sociales está ausente en la política del gobierno, es difícil saber para quién gobiernan los que lo ejercen o para qué lo hacen. En suma, un gobierno divorciado de todos y de todo.

El Despertar. José Agustín Ortiz Pinchetti

¿Cuál es la catástrofe?

Buena semana para la Unión Nacional de Catastrofistas y Similares (UNACE). El discurso del ingeniero Carlos Slim en un foro estratégico provocó una reacción un poco histérica de Calderón, su equipo y su partido. Slim dijo unas cuantas verdades: el actual proyecto de política económica no ha podido hacer crecer al país. Nuestro crecimiento es peor que mediocre. Requerimos una visión del desarrollo de la nación de amplio consenso. La recesión causará la caída del empleo (ya se está derrumbando) quiebras de muchas empresas pequeñas, medianas y grandes (ya empezaron). Hay que rediseñar el sistema financiero, reorientar la economía al mercado interno, proteger el empleo, el salario, el campo y las empresas pequeñas y medianas.

Estas verdades no han sido refutadas con datos duros (como dirían los elegantes), sino con diatribas. Con la exigencia de que mantengamos el “optimismo”. Nada más odioso que la verdad para un régimen asentado en el fraude, la impunidad y la mentira repetida millones de veces por los medios electrónicos para adormecer a la población. El disimulo y la simulación denunciados por Manuel Gómez Morín para justificar la fundación del PAN son la divisa de sus sucesores que administran la descomposición final del régimen priísta que ahora pretende ser heredero de sí mismo, gracias a la debilidad y perversidad del blanquiazul.

Jóvenes politólogos de la Universidad de Cultura China de Taipei, Taiwán, me preguntaron cuál era el peor de los males de México: ¿por qué las cosas estaban cada vez peor, el país había dejado de crecer?; la riqueza y las oportunidades están más concentradas; la violencia crece cada día, y por qué nuestra democracia es un fracaso.

La respuesta para mí es obvia: la corrupción ancestral de México ha prendido con más fuerza que nunca como una enfermedad que revive y agrede. La corrupción, es decir, el uso de las instituciones y los recursos públicos para el enriquecimiento privado y para el engaño colectivo, ha debilitado y desarticulado los mecanismos del Estado en forma gradual, a pesar de que suscita críticas, sermones, retórica, caricaturas y un río de tinta no se detiene. Camina sin prisa ni pausa desquiciando el armazón institucional, quebrantando nuestros juicios; avanzando maligna para aumentar la desigualdad; abriendo el campo al crimen organizado; volviendo inoperantes las decisiones de política económica; alimentando una violencia sangrienta, disolviendo el tejido social. En el fondo intuimos que la corrupción es la causa de nuestros males, pero no lo aceptamos como un síntoma fatal; incluso a veces respondemos con “un optimismo trágicamente irreal”.

Derechos humanos: situación de alarma

La injustificada detención de Raúl Lucas Lucía y Miguel Ponce Rosas –activistas de la Organización para el Desarrollo del Pueblo Mixteco y cuyo paradero es hasta ahora desconocido–, realizada el pasado viernes en el municipio de Ayutla de los Libres, Guerrero, por presuntos policías de esa entidad, es un botón de muestra de la desastrosa situación que enfrenta el país en materia de respeto a las garantías individuales y vigencia de la legalidad, de la cual da cuenta el reciente informe realizado por el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Entre otras cosas, el documento exhorta al gobierno federal a erradicar las inveteradas prácticas de tortura y abusos cometidos por elementos del Ejército y de las corporaciones policiales; a combatir la impunidad que gozan las autoridades involucradas en los atropellos en contra de la sociedad; a armonizar la legislación nacional con los acuerdos y tratados internacionales suscritos por México; a ajustar el código militar a las obligaciones internacionales del país; a reformar el sistema de justicia y seguridad pública, y a poner fin al sistema de arraigo, práctica que rompe con el principio constitucional de presunción de inocencia.

La aplicación de tales medidas, y de otras orientadas a restituir la vigencia de los derechos humanos, resulta de obvia necesidad ante la persistencia de excesos represivos y autoritarios, y ante las constantes violaciones a las garantías básicas cometidas por las instancias gubernamentales y ampliamente documentadas por diversos sectores de la sociedad y organismos humanitarios. Sin embargo, hasta ahora los gobiernos de todos los niveles, empezando por el federal, no han dado signos de capacidad ni voluntad para avanzar en esa materia.

Al inicio del sexenio anterior, Vicente Fox pretendió mostrarse ante la opinión pública nacional e internacional como un gobernante respetuoso de las garantías individuales. Pero los hechos ocurridos en la segunda mitad de su administración mostraron conductas opuestas a las que Fox reivindicaba en los discursos, y pusieron en evidencia un régimen represor y proclive a criminalizar la protesta social en forma frecuente y extendida: así ocurrió con las torturas sufridas por manifestantes altermundistas en mayo de 2004 en Guadalajara, Jalisco, entidad entonces gobernada por Francisco Ramírez Acuña –primer secretario de Gobernación calderonista–; y con los actos de represión que tuvieron lugar en Texcoco y San Salvador Atenco, en Sicartsa y en Oaxaca, a finales de la administración foxista.

En poco más de dos años del actual ciclo de gobierno, el tema de los derechos humanos ha sido relegado a un lugar marginal del discurso oficial, y las autoridades federales, lejos de hacer algo por esclarecer y castigar los abusos cometidos en el sexenio anterior, han propiciado el agravamiento del estado de las garantías individuales, se ha continuado con la aberrante práctica policial de “fabricar” culpables y criminalizar a los disidentes, y se ha garantizado la impunidad de gobernadores como los de Puebla, Mario Marín; Oaxaca, Ulises Ruiz, y estado de México, Enrique Peña Nieto, señalados como violadores prominentes de los derechos humanos. Por añadidura, en el contexto de la llamada guerra contra el narcotráfico, se han cometido graves atropellos en contra de la población civil, a pesar de los cuales la administración calderonista ha sido renuente a modificar una política de seguridad que, por lo demás, ha demostrado ineficacia para mejorar las condiciones de seguridad pública. Con ello, ha quedado en evidencia un doble rasero por parte del gobierno federal, que se dice dispuesto a perseguir los graves delitos perpetrados por las organizaciones criminales, pero no hace lo propio con las ofensas a la sociedad que cometen quienes supuestamente debieran hacer cumplir la ley.

La situación de los derechos humanos en el país constituye un factor de alarma para la población en su conjunto, un elemento adicional de exasperación social y un lastre fundamental para el cumplimiento del estado de derecho. Es obligado, en suma, que las autoridades atiendan esta circunstancia, si no por elementales consideraciones éticas y legales, sí al menos por razones políticas y de imagen, pues un régimen que no respeta las garantías individuales resulta impresentable ante su propia población y ante el mundo.

Vicente Fox, “vil traidor a la historia” del pueblo mexicano: Fidel Castro

El futuro de la isla, ligado a lo que ocurra en el referendo de Venezuela, dice el comandante

Gerardo Arreola (Corresponsal)

La Habana, 14 de febrero. Fidel Castro aseguró que sus opiniones sobre la salida boliviana al mar, difundidas tras hablar con la presidenta Michelle Bachelet, fueron “a título estrictamente personal”, pero la mandataria expresó a Raúl Castro su “molestia” por el artículo, que consideró una injerencia en asuntos chilenos y que reavivó en el país sudamericano la polémica sobre las relaciones bilaterales.

Fidel Castro también llamó al ex presidente Vicente Fox “vil traidor a la historia” del pueblo mexicano, y afirmó que el futuro de Cuba depende del resultado del referendo constitucional de este domingo en Venezuela.

Desde que publica artículos, hace dos años, Fidel Castro había discrepado con posiciones de su hermano Raúl, pero esta es la primera vez que uno de sus comentarios desemboca en un incidente diplomático.

Al final de la noche del viernes aparecieron dos artículos del ex mandatario. En uno llamó “alboroto oligárquico” a las críticas surgidas en Chile por el texto que difundió tras su reunión con Bachelet y en el que Castro cita, entre los puntos que trató con su visitante, que la “oligarquía” de ese país “arrebató a Bolivia” el acceso al mar.

En su comentario del viernes, Castro subrayó que trató “con todo respeto” a Bachelet, sin “una palabra que pudiera ofender”, pero insistió en recordar que Bolivia tuvo en sus orígenes una costa en el Pacífico. “No tengo otro compromiso que con la verdad histórica”, añadió.

Luego recordó su apoyo a Salvador Allende y su repudio a la dictadura de Augusto Pinochet, para retar: “¿Pueden decir lo mismo la oligarquía chilena y los burócratas que desean limpiarle de toda responsabilidad?”

Mientras el artículo aparecía en el sitio Cubadebate, donde Castro difunde originalmente sus comentarios, su hermano Raúl acompañaba a Bachelet a tomar el avión de regreso a Chile. En un gesto desacostumbrado, el mandatario cubano caminó en el aeropuerto con el brazo sobre el hombro de la visitante.

La presidenta chilena evitó exponer el conflicto estando todavía en la isla y se mostró comedida y formal ante la prensa. Dijo que consideraba “un éxito” su visita por los acuerdos firmados, el “diálogo político de muy alto nivel” y el trabajo “con el gobierno cubano”.

Tras dejar a Bachelet en el avión, Raúl Castro expresó a los periodistas que estaba agradecido con los jefes de Estado y de gobierno que están visitando Cuba (cuatro latinoamericanos en lo que va del año, más el guatemalteco Álvaro Colom, quien llega el domingo). “Es una muestra de apoyo, de reconocimiento y de respeto a Cuba”, agregó. “Es un reconocimiento a la resistencia del país.”

Aludiendo al reciente ingreso de Cuba al Grupo de Río y la normalización de las relaciones con casi toda América Latina, tras décadas de tensiones, Raúl consideró esas visitas como “muestra de que los tiempos están cambiando, que se va produciendo una unidad dentro de la diversidad. Es como debe ser en el país también”.

Horas más tarde, al llegar el sábado a Santiago, Bachelet reveló que manifestó a Raúl su “molestia por este artículo, que hace reflexiones de Fidel, pero que sin duda traspasan el campo de la manera de cómo nos relacionamos los países.

“Por las equívocas declaraciones que fueron difundidas en un artículo tras mi visita de cortesía al ex gobernante de Cuba, le he señalado, como siempre lo hemos expresado como país, que no aceptamos las injerencias de terceros ni en asuntos domésticos ni en asuntos bilaterales. Sólo Chile y Bolivia conversan sobre los temas que corresponden a ambos naciones”.

Al final del viernes apareció un segundo artículo de Fidel Castro en Cubadebate, en el cual el ex mandatario recordó el episodio de abril de 2002, cuando Fox le pidió que saliera rápidamente de una cumbre mundial en Monterrey para no coincidir con el entonces presidente estadunidense George W. Bush.

El artículo se enfoca a Venezuela y sólo dedica a México un párrafo, sin desarrollo. Sin mencionar a Fox por su nombre, Castro dice que “un vil traidor a la historia de su abnegado y combativo pueblo coincidió con la exigencia del jefe del imperio de que se me expulsara de una cumbre”.

El mensaje de fondo del texto está más adelante: “Nuestro futuro es inseparable de lo que ocurra el próximo domingo” en el referendo venezolano. “No existe otra alternativa que la victoria. El destino de los pueblos de nuestra América dependerá mucho de esa victoria y será un hecho que influirá en el resto del planeta.”

PRI y PAN definen plataformas; van por nuevo rumbo económico

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) definieron sus plataformas electorales con miras a los comicios de este año, y coincidieron en impulsar la reconstrucción del país mediante un cambio de la política económica, monetaria y fiscal.

El PRI postula superar el conjunto de tres crisis: los efectos del colapso financiero internacional, el resultado del modelo económico interno y la falta de cofianza de la sociedad en el gobierno.

Además de un listado de medidas emergentes, la Plataforma Electoral 2009-2012 priísta propone sentar las bases para la reconstrucción política y económica del país, mediante un proceso de cambios institucionales.

También considera convocar a un acuerdo nacional para el desarrollo, impedir que se graven alimentos y medicinas, y frenar la escalada de precios de gas, gasolina y electricidad.

“Promoveremos una política industrial basada en nuestras ventajas comparativas, convocando a los empresarios, recuperando cadenas productivas para ampliar el mercado interno y aumentar el empleo y la capacidad adquisitiva”, menciona.

Por su parte, el PAN apuesta por una mayor “apertura de mercados y de competencia”; así como impulsar reformas a las leyes financieras del país para poder disminuir el cobro de comisiones y moderar las tasas de interés en los créditos.

El senador panista Santiago Creel destacó que la propuesta blanquiazul incorpora los derechos humanos, la cuestión política que tiene que ver con una reducción en el número de legisladores y con una economía competitiva, siempre y cuando se respete el principio de la libre competencia.