viernes, 4 de diciembre de 2009

¡Traidor!, gritan a Navarrete durante su discurso; ¡renuncia!, piden al dirigente Jesús Ortega

Me gustaría verlos conviviendo, dice Encinas; cada corriente se hospedó en distinto hotel


¡Unidad!, llamado urgente a las tribus en el congreso convocado para refundar el PRD


Alma E. Muñoz y Ciro Pérez
Enviados
Periódico La Jornada
Viernes 4 de diciembre de 2009, p. 13
Oaxtepec, Mor., 3 de diciembre. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) empezó anoche su 12 congreso, el cual tiene carácter refundacional. En sus discursos, los dirigentes de los dos grandes bloques internos coincidieron en que las decisiones no deben seguir tomándolas las corrientes, sino la militancia.

No obstante, en los hechos, los líderes de esos grupos ya llegaron a un “acuerdo general” sobre las reformas que deberán formalizar sus respectivos delega- dos en las mesas de trabajo de este congreso y posteriormente en la sesión plenaria. Aunque esta cúpula sigue negociando el método para elegir en 2011 al presidente nacional y al secretario general del partido.

Ante cerca de mil 500 congresistas reunidos en este centro vacacional, el coordinador de la fracción perredista en la Cámara de Diputados, Alejandro Encinas, sentenció con ánimo conciliador: “¡vengo por la unidad del partido!”, frase que fue coreada repetidamente por los asistentes.

“Hay que reconocerlo, la identidad dentro del PRD se da principalmente en torno a la corriente. La bandera del partido ha sido sustituida por las de los grupos internos. Esta pérdida de identidad desdibuja nuestro perfil ideológico y socava la unidad interna”, añadió Encinas en un congreso en el que cada expresión perredista se aloja en hoteles distintos.

Alianza Democrática Nacional, en el Oaxtepec; Izquierda Democrática Nacional, en el Club Dorado; Nueva Izquierda, en el Centro Vacacional Oaxtepec; Foro Nuevo Sol, en Palmar; Izquierda Social, en Amigo Raúl y Colonial, y Moduc, Redir, Unir y Gap, en Hacienda del Río.

“Me gustaría ver a todos los perredistas conviviendo indistintamente en el hotel en que se hospedan”, remató Encinas.

El coordinador en el Senado, Carlos Navarrete, también llamó a la unidad. “Hay que volver a tratarnos como lo que somos: compañeros de un proyecto común, no como adversarios a los que podemos ponerles zancadillas porque pensamos que la derrota del contrincante del PRD es la victoria propia”.

Como Encinas, advirtió que es necesaria la construcción de un amplio frente electoral que unifique las izquierdas. “Si no somos capaces de construir el nuevo pacto de unidad de las izquierdas, no llegaremos lejos en 2012; la columna vertebral del éxito de esta reunificación es el PRD”, dijo a los dirigentes de PT y Convergencia.
Expresión esta última sobre la que discrepó en entrevista posterior Manuel Camacho, coordinador de los trabajos para relanzar lo que fue el Frente Amplio Progresista: “es fundamental que se vaya reconstruyendo la unidad del PRD, pero aquí todos son importantes; el criterio debe ser que quien pesa 10 también debe dar su lugar al que pesa dos o cinco, porque las mayorías se construyen sumando las fuerzas”.

Navarrete insistió en que los perredistas deben asumir con responsabilidad la transformación de su partido, porque “hoy 3 de diciembre, ni el PRD ni ninguno de sus militantes despierta el entusiasmo mayoritario de la población mexicana. Hoy nos ven o con desdén o con preocupación, o con reclamos de los que votaron por nosotros y nos han abandonado en las urnas. Por eso tenemos que revisarnos”, dijo enfático, mientras se escuchó en el auditorio el grito de “¡traidor!”.

Animado por el clima de reconciliación entre los dirigentes, el presidente del Senado recordó que si habían tenido errores, también (hubo) logros, como los resultados electorales obtenidos con las candidaturas presidenciales de Cuauhtémoc Cárdenas, cuya mención provocó el aplauso de los delegados.

Jesús Ortega cerró la jornada con su discurso, a lo largo del cual retomó frases tanto de Encinas como de Navarrete. Del coordinador de los diputados, destacó la necesidad que tienen los perredistas del cambio de comportamiento ético, el que “nos haga aparecer ante la gente como un partido que es congruente entre lo que hace y lo que dice. Este cambio ético es el más importante, porque si nacimos para combatir el autoritarismo, entonces el PRD debe florecer en la libertad, en el respeto al diferente y en la tolerancia con el que piensa distinto”.

“¡Entonces renuncia!”, se escuchó en el auditorio, seguido de otro grito que le exigía: “¡resuelve Veracruz!”, donde se le acusa de imponer al presidente estatal del partido sin respetar los resultados de la elección interna.

Al final, la secretaria general del PRD, Hortencia Aragón, anunció que se organizó una cena-baile a los congresistas, en la que no participaron ni la dirigencia ni los líderes de las corrientes.

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