jueves, 22 de octubre de 2009

La burla



El pragmatismo empresarial con el que se gobierna a México no parece tener límite alguno. La pretendida liquidación de Luz y Fuerza del Centro y la consecuente extinción del SME constituyen un atropello mayúsculo del régimen de Calderón a la historia, la razón, la legalidad, la justicia y la moral.


Desaparecer un sindicato histórico por su postura nacionalista y popular, para abrir la puerta a los negocios privados de potentados y políticos, pinta de cuerpo entero la voracidad empresarial de los que desgobiernan, quienes además justifican su negra decisión con el guante blanco de la mentira y la manipulación.


No es otra cosa el linchamiento mediático que atribuye la ineficacia y la improductividad de Luz y Fuerza a los trabajadores, cuando en realidad se debe al abandono intencionado de la empresa, decidido desde hace 20 años por los presidentes de la República y operado por funcionarios ineptos y serviles.


Como parte de este mundo al revés, después del golpe facistoide el gobierno ofrece a los trabajadores un programa de “reconversión laboral”, sustentado en becas para capacitación en una amplia miscelánea de oficios, a fin de que los trabajadores despedidos que cobren su liquidación (sólo ellos) desarrollen “habilidades gerenciales” y se integren al mundo feliz de los “empresarios” desarrollando un “modelo de negocio exitoso”. Ni más ni menos.


La naturaleza de tal oferta y el lenguaje empleado por los dos secretarios que la formularon, no son sólo un monumento a la hipocresía y una burla a la dignidad de los trabajadores, sino que revela -por si hiciera falta- la visión gerencial de los gobernantes, empeñados en confundir a México con una sociedad anónima, dirigida por ejecutivos que velan desde su sitial de privilegios por un pueblo manso e ignorante que requiere de la caridad cristiana de sus gerentes, quizá convertidos en gobernantes por algún designio divino.


Aunque se dice que en el pecado va la penitencia…

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