lunes, 14 de septiembre de 2009

Que se Acabe el País, pero NO el Gobierno Ni los Negocios


El paquete fiscal de Felipe Calderón para 2010, presentado por Agustín Carstens --quien sí puede pasar hambres y no morirse, dadas las voluminosas reservas físicas que tiene en su humanidad--, es una auténtica guadaña contra los ciudadanos, en contraste con la navaja de pluma aplicada al recorte de dependencias inútiles para el país, pero importantes para el CCC (club de cuates de Calderón).

Evidentemente, los economistas neoliberales adueñados del gobierno, como Carstens, manejan fríos números inanimados, abstrayéndose de la realidad cotidiana vivida y sufrida por seres humanos con necesidades y urgencias. La reducida visión monetarista de quienes tienen resuelta su vida, a costa de los demás, para sus siguientes 3 generaciones, por lo menos, les impide apreciar la perspectiva real objetivamente, confiando en que una fuerza metafísica y metaeconómica pueda compensarles su cortedad.

Propone Carstens, según lo apenas conocido, un nuevo impuesto (dizque "antipobreza") del 2% aplicable a TODO, para supuestamente "salvar" las finanzas del gobierno... NO DEL PAÍS, DEL GOBIERNO.

Según la línea filosófica de Carlos Salinas de Gortari, inducida por su gurú y alter ego Joseph Marie Córdoba Montoya, "si le va bien al gobierno, le va bien al país", lo que se ha comprobado como una colosal mentira, porque al gobierno le va de maravilla siendo despilfarrador en viajes, spots y apariciones en televisión y radio, pero el país va de mal en peor.

Algo es definitivo: EL GOBIERNO NO ES EL PAÍS. EL GOBIERNO ES SECUNDARIO AL PAÍS, no al revés como sucede en México.

El gobierno es una mera expresión y consecuencia del pacto o contrato social. Fue concebido como encargado (NO DUEÑO) de los bienes y riquezas de la nación entera y para actuar en beneficio y defensa de TODOS los ciudadanos sin distinciones, no sólo para una minoría pretendidamente aristocrática y de los favoritos del momento, ni para lucrar con los bienes que le fueron encargados.

Con su nueva propuesta fiscal (que para los cortesanos del PAN es "un avance histórico"), Carstens pretende salvar y prolongar el estilo derrochador y "bon vivant" de la pandilla en el gobierno arruinando al país.

Para "taparle el ojo al macho" Carstens y Calderón despedirán burócratas de bajos niveles y algunos mandos medios, pero los verdaderos succionadores de presupuesto, los depredadores de los altos niveles, encontrarán inmediato acomodo en otros puestos o abrirán despachos de "consultoría" para seguir chupando dinero público sin hacer nada.

México es lo que sus ciudadanos, no su gobierno, y lo vemos todos los días.

El gobierno es próspero --sus funcionarios en los tres poderes ganan mucho y gastan más hasta el dispendio, pues el dinero que derrochan no les cuesta nada--, abre fideicomisos privados con dinero público para atender minucias colaterales que el Presupuesto no le permite pagar, como contratos y concesiones para amigos y parientes, por mencionar lo más ilustrativo y visible. Por eso se dan los casos de los briboncitos Bribiesca Sahagún y su mami Martita; la nueva riqueza de la parentela y cómplices de Fox; el contratismo desbordado de cuñados, cómplices y parentela de Calderón; los "triunfos" legales de Diego Fernández de Cevallos; las "asesorías" a trasnacionales extranjeras de Pedro Aspe, Jaime Serra Puche (hacedor del "error de diciembre" de1994) y Joseph Marie Córdoba Montoya; los contratos ilícitos sin investigar del nuevo Director de Pemex; los manejos en Pemex del hoy senador Juan Bueno Torio, a quien el fuero libró de ser investigado; y unos etcétera interminables.

Los ciudadanos mexicanos, por contraste, no sólo tienen que lidiar con las condiciones adversas con que se despiertan todos los días, sino que deben cargar con un gobierno que además de torpe e ineficaz, es sumamente insensible, ajeno a la realidad del país.

Para colmo de males, ellos (los ciudadanos) NO ELIGIERON ese gobierno, sino que les fue impuesto por un grupo de corruptos, que buscaban proteger sus intereses particulares.

Pero en vez de que ese gobierno tratara de justificar su robo con la atención a las necesidades ciudadanas más urgentes, lo primero que hizo fue menospreciarlas y autorizar más lucro y prebendas para los corruptos que lo impusieron, a costa del padecer ciudadano.

Hoy alega el gobierno que se ha desplomado su recaudación fiscal, y no tiene dinero para "invertir" (algo que no ha hecho desde la época de Miguel de la Madrid, sino sólo gastar en lujos y autocomplacencias).

¿Y cómo no habría de caerse la recaudación si el mismo gobierno propicia el desplome, autorizando trampas evasoras a los grandes contribuyentes, devolviéndoles impuestos por miles de millones y permitiendo que paguen por "resultados consolidados" ¡sólo 74 pesos al año!? Una verdadera burla. Y todavía se queja el gobierno de que cayó la recaudación de impuestos. El ciudadano más jodido paga por lo menos 5 veces más que esos ultramillonarios que viven y gastan en Houston, Miami, Dublín o Madrid, y sólo lucran en México.

Con sus medidas tecnocráticas, el gobierno no sólo ha deteriorado los ingresos de los ciudadanos que lo sostiene, sino que les viene cortando sus fuentes de trabajo, de donde saca para vivir y hacer que viva el gobierno, que insiste en mantener una política económica neoliberal depredadora y empobrecedora, que los mismos países que la impusieron ya la han abandonado ante su fracaso evidente, pero que en México sigue vigente porque beneficia a unos cuantos pseudo aristócratas que imponen políticos para que los protejan y quienes prefieren que se acabe el país, pero no sus descomunales ganancias y fabulosas canonjías.

A ver qué explotan cuando se les acabe el país.

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