miércoles, 22 de julio de 2009

La columna de Julio Hernández


Astillero
Hildebrando vive

Antesalas electorales

El cubilete de Televisa

Julio Hernández López

El visor oficial de las operaciones de compraventa electoral en el país, Leonardo Valdés Zurita, considera que ha llegado el momento de prepararnos para un idílico futuro hildebrándico. Nada mejor que entregar el humano proceso del depósito de votos y su conteo a confiabilísimos sistemas computacionales, apostando por la tecnología” y evitando “doble desgaste de los funcionarios de las mesas de casilla y, posteriormente, de los consejos distritales”. El danzón dedicado a la banda de los algoritmos, y sistemas que le acompañan, se escuchó en el foro de análisis de la reforma electoral 2007-2008 que organizó la oficina del jefe en vías de pasar atrás del trono senatorial, Manlio Fabio Beltrones. Emocionado, propositivo, moderno, Leonardo Hildebrando Valdés Zavala se permitió la desmemoria de establecer que “la tecnología ha sido aliado natural de la construcción de confianza en los procesos electorales”, así es que, ya encarrerados, “¿por qué no estudiamos la posibilidad de aprovechar los avances tecnológicos y la creatividad de nuestros científicos para concebir instrumentos de votación electrónica que sean confiables y que den certeza a los ciudadanos y a los partidos políticos en la emisión del sufragio y, por supuesto, en el cómputo de la votación?”

Pensar en la etapa superior del fraude, perdón, del proceso electoral, proviene de un peculiar raciocinio mueblero hecho por el presidente gourmet del IFE (antes fue un mago, ahora un catador): “Lo que vivimos tanto en 2006 como en 2009 podríamos interpretarlo como la antesala de nuestra democracia futura; es decir, nos enfrentamos a las primeras contiendas en las que las propias reglas propician resultados más cerrados”. ¡Sopitas de pollo (que no sea de las Guarderías Bachoco)! ¿Así es que apenas hemos estado modosamente sentados en la antesala “de nuestra democracia futura”, para ver si somos recibidos o no, y si nuestras expectativas y votos merecen atención, desdén o trampa? ¿Y ahora resulta que el fraude 0.56% se debió a las “propias reglas”, tan irrespetadas como incluso lo reconocieron los dictámenes vergonzosamente cínicos de los integrantes del tribunal electoral federal que aceptaron la presencia de múltiples infracciones pero se abstuvieron de castigar o anular esos resultados amañados? V. Zurita todavía tuvo cuerda para advertir que, de seguir las cosas como se dieron en las citadas antesalas 2006 y 2009, acabaremos recontando más resultados de casillas, pues tres años atrás se volvieron a computar 11 mil casillas y, ahora, el arqueo se repitió en un 30 por ciento de una elección, por lo que “de seguir así podría darse el caso que en 2012 tengamos que recontar más casillas e incluso en más de una elección”. Ante ese panorama tan complicado, ¿qué hacer? Pues recuperar las bondades de Diego Hildebrando Zavala Gómez del Campo, evitando cansancio e irregularidades humanas, dejando todo al reino impoluto y totalmente confiable de las máquinas, pues “la votación electrónica es sin duda un nuevo componente natural del futuro de nuestra democracia”, según san Leonardo.
En la antesala del baño de sangre, el decorativo Leonel es llamado al Distrito Federal para que dialogue hasta que se canse con el gabinete calderónico de seguridad, mientras en el campo michoacano de batalla los miles de militares desarrollan su estrategia de castigo familiar. En otro tipo de espera, el teórico de las intervenciones, Carlos Pascual, cumple con la parte senatorial que le permitirá ser aprobado como embajador gringo en el México fallido. Y en Honduras (lo que es un signo para toda Latinoamérica y las expectativas de gobiernos liberales o, por llamarlos de algún modo genérico, de izquierda), el resplandor progresista de Obama es ahogado por las fuerzas reales del poder imperial, de tal manera que gana tiempo el golpe de Estado, que nunca se habría podido dar sin la aprobación o cuando menos la tolerancia del Pentágono, y en el fondo de todo subyace una maniobra regional para castigar los acercamientos a Hugo Chávez y la postulación de reformas que dañen a los grandes capitales de determinado país.

Astillas

Un periodista español de larga historia, José María Siles, director de la agencia ANews, domiciliada en Bélgica, está demostrando lo que todo mundo sabía pero Televisa pretende negar (o atenuar): que la exagerada presencia de Enrique Peña Nieto en las pantallas, disfrazada de información, se paga con dinero del gobierno del estado de México. Una prueba de ello ha sucedido luego que a mediados de marzo se desató una campaña de imagen que pretendía colocar a Quique Gaviotón a niveles de estadista internacional sólo porque decidió asistir a un foro mundial sobre agua, en Estambul, y pronunciar algunas palabras de húmeda demagogia. Televisa, que transmitió ampliamente esa importantísima intrascendencia proselitista, contrató a ANews para que diera cobertura a la gira del despilfarrador funcionario mexicano. Un funcionario de la televisora gobernante le dijo a Siles que no se preocupara por sus honorarios: “Televisa cobra del estado de México (sic) y Enrique Peña Nieto es una prioridad informativa. Además, tenemos un acuerdo con ellos para cobrar por esas coberturas”, le dijeron funcionarios de la televisora, según escribió el periodista español en su blog. Pero, más delante, le dijeron que el gobierno de Peña Nieto pagaría todo. Y Siles considera que quien debe pagar es Televisa y no el erario del estado de México. Por ello escribió: “Aunque no estén ustedes puestos de lo que se cuece en la escena política mexicana, detrás del cubilete y de la morosidad de Televisa está la suculenta historia de cómo se fabrica un presidente. Saber lo que hay detrás del cubilete de Televisa nos va a tener entretenidos”... Y, mientras Felipe ahora sale con que la crisis ha hecho caer 9 por ciento a la economía, pero en materia de empleos no tanto, o menos de lo que se temía, o en un descuido hasta mejor nos está yendo, ¡hasta mañana, con El valiente Gómez Mont apareciendo (en espera) en la Lotería michoacana!

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