viernes, 31 de julio de 2009

Astillero


Falsa unidad

Matrimonio a fuerzas

Alianzas con PRI y PAN

Julio Hernández López

La Nueva Izquierda Socialdemócrata (NI-socia) ha decidido irse abiertamente contra Andrés Manuel López Obrador, a quien culpa de la resurrección del PRI y a quien desea ver expulsado de las filas del PRD. Con René Arce, Silvia Oliva, Víctor Hugo Círigo y Ruth Zavaleta como figuras principales (todo manejado en circulo íntimo, en clave de familia), la rama iztapalapense en proceso de escisión del árbol chucho (así sea provisional, e incluso acordada) llama a enjuiciar con crudeza la conducta del tabasqueño pluripartidista, exhorta a terminar con la simulación de desconocer” a Felipe Calderón como presidente de la República, critica las votaciones mitineras a mano alzada del ex candidato presidencial y convoca a realizar alianzas con el PAN en las próximas elecciones de gobernador en Oaxaca y Puebla y con otros partidos en Jalisco y Guanajuato.

Más allá de las reacciones que en cierto segmento de la izquierda social provoquen los nombres y los historiales de los firmantes de esta solicitud de expulsión de AMLO, y del sabido papel divisorio y colaboracionista que la famosa Nueva Izquierda ha jugado, debería atenderse el hecho de que urge un debate serio, profundo y sereno, sobre las circunstancias actuales y el futuro del partido del sol azteca, de su directiva actual, de sus cuadros principales, como López Obrador, y de la lucha social de izquierda que cada vez es más necesaria. De entre las consideraciones de la NI-Socia destaca, por ejemplo, el señalamiento de que los perredistas no deben engañarse más “con una falsa unidad que no pasa de ser un buen deseo”, y que “una cosa es segura: más vale renunciar a la fuerza que todavía conserva AMLO, a seguir en la esquizofrenia y la convivencia salvaje que hoy priva en el partido. Con Andrés o sin Andrés el modelo organizativo ya está agotado”.

Es absolutamente cierto que debe ponerse fin a ese engaño de presunta unidad forzada. López Obrador no tiene nada qué hacer junto a la plantilla de funcionarios, directivos y ocupantes de cargos públicos que se alínean con la Nueva Izquierda ni ésta tiene proyecto compartido con el movimiento social encabezado por AMLO. Pero una extraña pasión por el forcejeo grupal y por los cálculos “inteligentes” de suma y resta mantienen al lopezobradorismo uncido a la carreta indeseada del chuchismo, sometido todo a valoraciones individuales y tácticas inconsultas, atados los tiempos sociales al reloj tropical, sentenciadas las masas a la espera imprecisa en función de unas cuantas voluntades o Una Sola de Ellas, ni siquiera convocadas, impulsadas y organizadas esas bases a la discusión auténtica, a la propuesta colectiva, a la movilización por sí misma y no sólo en razón de llamados unipersonales. Los Chuchos, por su parte, tienen absoluta claridad en su ruta y objetivos, en aliados y expectativas, pero ni siquiera pueden desplegar a plenitud sus velas aventureras, comprometidos con Beltrones y con Peña Nieto, arreglados con Calderón y sus funcionarios, entre ellos algunos mandos militares altos, convencidos de que tienen cuadros de futuro electoral, como Carlos Navarrete y Ruth Zavaleta, deseosos de ganar o perder pero solos, corriendo riesgos por sí mismos, sin el lastre del imán de 2006 que ahora ellos creen que debe subastarse en algún depósito de fierro viejo.
Como en los matrimonios insalvables, lo mejor es un buen acuerdo disolutorio y no la continuidad que envenena. Los seguidores de López Obrador insisten en la necesidad de desmarcarse del PRD y los Chuchos e implantar fórmulas de imaginación política que permitan caminar rumbo a 2012 con los partidos que tienen registro actualmente, el PT y (a ver hasta cuándo) Convergencia, pero instalando la bandera de un nuevo partido luego de esa fecha (pues la ley electoral no permite la creación de nuevos organismos de ese corte antes de esos comicios). Los Chuchos, en particular la despechada vertiente vencida en Iztapalapa, creen en la necesidad de aplicar castigos estatutarios y consideran que pueden crecer socialmente bajo la tesis de una izquierda moderna, no conflictiva y sí propositiva. Así es que ¿divorcio de común acuerdo, o continuidad patológica de una falsa unidad?

Astillas

Justificado alivio comienzan a tener los panistas al enterarse por voz del propio Calderón de que él no ha intervenido en el proceso de rediseño de la fachada del partido blanco y azul. De visita en Costa Rica, el ocupante de Los Pinos fue llevado por los periodistas al tema doméstico del germanazo y su relevo cesarín. Casi indignado, el esposo de la señora Margarita juró que él no ha metido las manos para imponer al nuevo dirigente partidista y que es equivocado e injusto inferir que él quiere imponer a su ex secretario particular como nuevo encargado del PAN. Ya con esas vehementes palabras pronunciadas, todo mundo ha de quedar en paz, sin sombra de duda ni sospecha de engaño, oh, sí... Por otra parte, Felipe belicista ha puesto a pelear a Hidalgo y Guanajuato en la Guerra por la Refinería. Anoche, a la hora de redactar estas líneas, ambas entidades decían llevar avances ganadores en los requisitos que la empresa boxística Los Pinos había impuesto para darle sabor a la contienda... Llegan más denuncias de terrorismo fiscal en el estado de México, donde, al parecer, es creciente la necesidad de más fondos para la anticipada campaña gaviotona... Y, mientras el general secretario, Guillermo Galván Galván, está de visita en Washington para hablar de asuntos “de seguridad y cooperación regionales” con los jefes del Pentágono y de la secretaría de seguridad interior (Puerto México Rico, el nuevo Estado Libre Asociado), ¡feliz fin de semana, con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el aspirante a ministro de la Corte, José Luis Soberanes, distribuyendo culpas en el caso de la guardería trágica de Hermosillo, donde el número de niños muertos va en 49!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

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