jueves, 4 de junio de 2009

La "X". José Gil Olmos

MÉXICO, DF, 3 de junio (apro).- Oficialmente las campañas para la renovación de la Cámara Diputados comenzaron a principios de mayo y desde entonces comenzó a surgir un movimiento de protesta social contra la clase política nacional, al que hoy se le ha denominado de varias formas, entre ellos el "voto en blanco", acción que se verá reflejada en las urnas con la anulación del sufragio.

A partir que se ha publicado en varios medios la existencia de esta campaña ciudadana --que no tiene en apariencia una cabeza o un liderazgo-- para la anulación del voto el próximo domingo 5 de julio, se han registrado muchas reacciones en contra, entre ellos la del dirigente del Partido Acción Nacional (PAN), Germán Martínez; de la Iglesia católica, así como de empresarios quienes argumentan que esta decisión sólo beneficiará al Revolucionario Institucional (PRI), por ser la única fuerza que cuenta con una estructura nacional que le garantiza el "voto duro" o cautivo.

En estos días se ha revelado que Luis Alberto Bolaños Vera, exdirector de la página en Internet de la Presidencia de la República con Vicente Fox, aceptó que se encuentra detrás de los grupos de Facebook y de la página www.votaenblanco.org.mx, que busca anular el sufragio en las próximas elecciones.

Según este exfuncionario foxista, un grupo de empresarios lo contrató para que difundiera esta idea. De ser cierto esto, y si tomamos como válido que uno de los principales perjudicados sería el PAN, estaríamos entonces ante la expresión de disgusto de un sector importante que ha apoyado a los panistas en los últimos dos gobiernos federales, como son los empresarios.

En esa página electrónica se invita a la población a participar el día de las elecciones y se advierte que si ésta no se siente representada por ninguna de las expresiones políticas, anule su voto, y de esa manera exprese su repudio a quienes representan a los partidos.

"Convocamos a los mexicanos a participar en las urnas y que, si no se sienten representados, tienen en sus manos una salida: votar en blanco. Es un llamado a acudir a las urnas, es un llamado a participar. Pero si el menú que nos ofrecen los partidos, son los mismos de siempre, con las promesas de siempre. Si pretenden darnos la misma receta, que tanto daño nos causa, votaremos en blanco. Con esa manifestación diremos que ningún partido nos representa. La idea no es abstenerse, es participar anulando el voto", señala la convocatoria ilustrada con la imagen de una boleta cruzada por una enorme "X".

La sola posibilidad de que la "X" aparezca en miles de boletas ha generado en realidad una preocupación en toda la clase política, pues más allá de que sea motivada por algún grupo específico, esta campaña refleja la lejanía que los grupos políticos tienen respecto de la ciudadanía, hecho que se ha venido extendiendo con los años y que, lamentablemente se profundizó con la desilusión que ocasionó el llamado "gobierno del cambio" del panista Vicente Fox.

Los constantes escándalos de corrupción, impunidad, narcotráfico, tráfico de influencias, robo, ineficacia y negocios oscuros, amparados en la égida del poder, en los que se han visto envueltos políticos de todos los colores, han provocado un fuerte disgusto ciudadano hacia ellos. Encuestas recientes y pasadas reflejan que uno de los actores más repudiados por la opinión pública, además de la policía, son los políticos.

La "X" en las boletas será en todo caso la expresión de esa falta de representatividad social que tienen los partidos y los gobiernos que emanan de ellos pues, hasta el momento, las leyes electorales aprobadas por ellos mismos anulan la posibilidad de que existan "candidatos ciudadanos" a los puestos de elección popular.

En la literatura de la teoría política se habla ya de este riesgo, de que cuando las instituciones políticas concentran tanto poder en sí mismas, se olvidan del origen social que le dio razón a su existencia. Y cuando esto ocurre, es que emerge una severa crisis que sólo se resuelve con profundos cambios políticos provenientes de la sociedad.

Pero es aquí donde se ve el problema de esta manifestación de anular el voto en las próximas elecciones, aunque en el horizonte no se ve ninguna capacidad de organización social que trascienda a los partidos políticos y les exija rectificar su camino y sus responsabilidades para con la ciudadanía, con la llamada sociedad civil.

Algunos hablan de la necesidad de un líder que sea capaz de aglutinar a las distintas expresiones sociales ligadas a corrientes ideológicas disímbolas, sin embargo, hasta el momento no se ve ningún personaje capaz de encabezar este movimiento, pues los que actualmente están en activo, como es el caso de Andrés Manuel López Obrador, no tienen la simpatía suficiente para hacerlo.

Ante esta dificultad, es posible que se dé un movimiento horizontal, sin liderazgos, capaz de convocar a una movilización de protesta única y exclusivamente para hacer sentir la inconformidad social en contra de la "partidocracia" y todo lo que representa.

Un movimiento de masas con esta característica va en contra de la idea tradicional de contar con un líder aglutinador –léase caudillo--, pero precisamente ese ha sido uno de los obstáculos que ha impedido el crecimiento de los movimientos sociales.

En vía de mientras, el movimiento amorfo de anular el voto el próximo 5 de julio viene creciendo sin que los partidos políticos puedan detenerlo. Es posible que esta manifestación no tenga más futuro que hacerse presente con una "X" en las boletas, pero si el registro de quienes voten de esta manera es amplio y numeroso, estaremos ante un fenómeno de protesta social nuevo cuyos derroteros estarían aún por construirse.

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