jueves, 7 de mayo de 2009

Salinas de Gortari armó todo: Carlos Ahumada

Cuenta que fue el ex presidente quien le propuso dar a conocer las grabaciones. Involucra a Diego Fernández, Medina Mora y Macedo; “me ofrecieron 400 mdp”.

México.- Carlos Ahumada señala a Carlos Salinas de Gortari como el cerebro de los videoescándalos que en 2004 cimbraron la administración de Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México. Según el empresario, el ex presidente le ofreció a cambio de las grabaciones 400 millones de pesos, que a la fecha no se le han pagado.

Las anteriores revelaciones aparecen en el libro Derecho de réplica, que a partir de hoy comenzará a circular en librerías bajo el sello Grijalbo.

“Todo lo negocié directamente con Carlos Salinas, muchas veces en presencia de Rosario Robles; con Diego Fernández de Cevallos, con Ramón Martín Huerta, con Eduardo Medina-Mora, el actual procurador general de la República, en aquel entonces director del Cisen, a quien conocí en la oficina de Ramón Martín Huerta, así como con el general (Rafael) Macedo de la Concha, entonces procurador general de la República. Todo ellos intervinieron, formaron parte, realizaron alguna tarea en especial (en la difusión de los videos), pero concretamente negocié con Carlos Salinas y Diego Fernández”, indica Ahumada.

“¿Y por cuánto? Acordamos que me pagarían casi 400 millones de pesos, los cuales nunca me pagaron”, añade el empresario.

En marzo de 2004, Ahumada, propietario del Grupo Quart, un conjunto de empresas dedicadas principalmente a la construcción, entregó para su difusión varios videos grabados desde su oficina en los que aparece el propio empresario entregando fajos de dinero a dirigentes del PRD, entre ellos a René Bejarano, estrecho colaborador del entonces jefe de Gobierno López Obrador, quien ya se preparaba para ser candidato a la Presidencia en las elecciones de 2006.

El ex candidato siempre negó conocer la corrupción de sus allegados e incluso acusó a sus “detractores” de urdir un complot para frustrar sus aspiraciones presidenciales.

En su libro, Ahumada dice sobre su afición a videograbar a los políticos que lo visitaban en su oficina: “Nadie me propuso realizar las grabaciones. Lo que quería era tener un testimonio, algún documento en el que reconocieran [los políticos] que me debían dinero, y que por tanto se vieran obligados a cumplir su palabra y pagarme. Por eso lo hice”.

Ahumada entregó a dirigentes perredistas “créditos” por 400 millones de pesos. Los préstamos de Ahumada eran recompensados con obras públicas.

El empresario refiere que cuando el entonces secretario de Finanzas del gobierno capitalino le anunció que por instrucciones de López Obrador no se le pagarían las obras, decidió poner un alto a la extorsión de líderes perredistas y recurrir a Salinas de Gortari.

El factor Salinas

Ahumada relata cómo conoció a Salinas de Gortari: “En agosto de 2003 conocí a Carlos Salinas de Gortari, a través, indirectamente, de Javier Solórzano, quien sabía del hostigamiento en mi contra. Javier me dijo que me quería presentar a Juan Collado […]

“Me reuní con Juan Collado, quien me dijo que Carlos Salinas me quería conocer […] La primera vez que vi a Carlos Salinas fue con Juan Collado en su casa [del ex presidente] de Camino de Santa Teresa, en Tlalpan. Nos recibió en su biblioteca. Ahí nos reunimos la mayoría de las veces […]”

Ahumada se encontró con Salinas de Gortari varias veces en la Ciudad de México, Londres y La Habana. Tras esos encuentros, “surgió otra reunión que resultó decisiva para lo que se dio en llamar los videoescándalos”, nuevamente en la residencia del ex presidente en el Distrito Federal. Ahí el empresario y Robles le mostraron los videos en los que aparecen Bejarano y Carlos Ímaz. Era noviembre de 2003.

A principios de 2004, relata Ahumada, Salinas de Gortari le propuso difundir los videos. “(El ex presidente) me planteó la estrategia, junto con Diego Fernández de Cevallos. Fui testigo de las múltiples conversaciones telefónicas que ambos sostuvieron con Santiago Creel, entonces secretario de Gobernación, así como con Ramón Martín Huerta, subsecretario de Gobierno de esa misma dependencia, con el objeto de coordinar la difusión de los famosos videos, así como su posterior manejo político”.

El 3 de marzo se concretó el plan. En los noticiarios de Televisa se replicaban las imágenes de Bejarano embolsándose los fajos de billetes. Ahumada ya estaba refugiado en Cuba.


Mil días en la cárcel por un “olvido”

••• En Derecho de réplica, Carlos Ahumada se dice víctima de traición. Ante la difusión de los videoescándalos, el 3 de marzo, anticipaba una reacción brutal de Andrés Manuel López Obrador. “Pensé que podría ser decisivo contar con la protección de las personas más poderosas del país en ese momento […] Les pedí protección y lamentablemente fue lo primero que se les olvidó”, deplora el empresario.

Los entonces presidente Vicente Fox; secretario de Gobernación, Santiago Creel; procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, y presidente del Senado, Diego Fernández de Cevallos, así como Carlos Salinas, “me abandonaron, me dejaron solo y pagué las consecuencias de haber confiado en ellos”, señala el empresario.

Ahumada asegura que, a cambio de los videos, recibió de Salinas 35 millones de pesos que le entregaron Manuel Andrade, Arturo Montiel, Enrique Peña Nieto, Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi.

El 3 de marzo ocurre la transmisión, desde muy temprano, del video de René Bejarano. Ahumada yace refugiado en Cuba, pero el día 31 la policía de ese país lo detiene en Varadero y el 28 de abril lo deporta. En México es puesto en reclusión. Así permaneció más de mil días, hasta que sale en libertad en mayo de 2007.

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