lunes, 13 de abril de 2009

El cachorro del imperio

Primera víctima de la guerra de las croquetas

Frida: tras la huella de su obra

Enrique Galván Ochoa

La última vez que los jefes de Estado del continente americano se reunieron fue en noviembre de 2005, en Mar del Plata, Argentina. Lo más espectacular: las trompadas verbales entre Vicente Fox y Hugo Chávez. Éste lo llamó cachorro del imperio, lo que enfureció al hoy ex presidente, con eso de que no lee periódicos entendió cacharro del imperio, y eso sí duele. Ensuciaba su hoja de servicios a la bandera de las barras y las estrellas, que había comenzado como ejecutivo cocacolero. Llamó la cancillería al embajador de Venezuela para que diera una explicación, y ya una vez que todo quedó claro, Fox se apaciguó porque no había sufrido demérito su orgullo: su papel de cachorro –no de cacharro– era reconocido. ¿Resultados de la cumbre? Han transcurrido casi cuatro años y pueden verse con precisión: cero. Este fin de semana el presidente Obama se reunirá en Puerto España con los jefes de los gobiernos americanos, algunos son nuevos. Podrá conocer personalmente a los que encabezan regímenes de la variopinta izquierda. También confirmará que su país tiene un muro de ultraderecha en su frontera sur para contrarrestar la influencia de los Evo, Castro, Chávez, Lugo, Correa, y hasta de las inofensivas Fernández y Bachelet. Ahora lo cuida el subcachorro.

Parte de guerra

La guerra de las croquetas que declaró el secretario de Economía, Ruiz Mateos, contra Estados Unidos, ya cobró una víctima… en Japón. Recordarán que el aguerrido funcionario abrió el fuego arancelario en respuesta al bloqueo a traileros mexicanos en autopistas americanas. Subió el impuesto a la importación de varios productos, entre ellos las croquetas para perros y los árboles de Navidad. Hasta ahora no se había registrado ninguna baja, pero ya uno de los disparos dio en el blanco: le pegó a la fábrica de salsa de soya Kikkoman. Venía exportando unas cajitas a nuestro país desde territorio estadunidense. Ahora falta que se extienda la conflagración hasta el Lejano Oriente.

e@Vox Populi

Asunto: outsourcing, los vicios

He estado leyendo lo que se ha venido comentando sobre el outsourcing en su columna. He laborado en diferentes empresas alrededor de 38 años (tengo 56) y me tocó ver cómo se fue migrando la situación laboral hacia el uso de personal externo. En principio pienso que la idea no es mala. Yo laboro en el área de computación y la contratación de externos nos aligeraba un poco la carga de trabajo. El problema se presenta porque las compañías externas desean hacer mucho dinero en poco tiempo. Esto implica contratar personal a muy bajo sueldo, con pocas (o ninguna) prestaciones y no siempre capacitado. Esto provoca una rotación excesiva. Como a las empresas no les interesa el ambiente interno de las outsourcing con que operan, no perciben este problema. A ellas les interesa el costo. Creo que por la situación económica del país (que ya dura muchos años, como bien lo ha documentado usted) para estas empresas la gente es fácilmente sustituible
Gustavo A. Lorita/Distrito Federal

R: Hay otro elemento importante: las empresas outsourcing también sirven para evadir pago de impuestos y para otras formas de corrupción.

Asunto: los fondos de pensión

Estimado Enrique: tu última aportación me dejó frío y me gustaría que me la confirmaras: “Ha sido tan escaso el apoyo a la gente que ni siquiera se ha permitido a los trabajadores que han perdido su empleo retirar un poco más de dinero de su cuenta de ahorros”. Te lo comento porque desde fines de 2007 trabajo en el extranjero y mi salario se deposita en mi cuenta en México, y no quiero regresar para llevarme la sorpresa de que me aplicaron el corralito.

José A. Muñoz Calvo/Kuwait

R: Tal vez debí ser más preciso, pensando en personas como tú que siguen esta sección desde el extranjero: me referí exclusivamente al fondo de ahorro para la vejez que manejan las afores.

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