jueves, 26 de marzo de 2009

Plan B. Lydia Cacho

Terroristas en México








El Departamento de Estado estadounidense ha elaborado planes de emergencia para reaccionar ante lo que denominan “ingobernabilidad” en México. El mes que entra el Pentágono entregará a la Secretaría de la Defensa de nuestro país apoyo y equipo técnico avanzado para la detección de terroristas.


La reflexión del gobierno estadounidense es muy sencilla: en río revuelto, ganancia de pescadores. Ante la ingobernabilidad, la violencia y la corrupción, su vecino del sur no es confiable para evitar el incremento del crimen organizado. Su definición de terrorista es “quien pretende la dominación por el terror; la sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Y la actuación criminal de bandas organizadas que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos”.


En Canadá, el procurador general Wally Opal asegura que mientras el norte le venda mariguana al sur y el sur le venda cocaína al norte la economía criminal queda intacta. La violencia de bandas criminales en Columbia Británica se vincula con los cárteles mexicanos. En México poco impacto tuvo la declaración de Opal, quien aseguró en San Diego: “Este problema del crimen organizado ha inhabilitado por completo al sistema de justicia penal en México”. Algunos especialistas canadienses sugieren que la Universidad Simon Fraser envíe criminólogos a México, como hacen desde hace años con Guatemala. Pero han decidido que es dinero tirado a la basura. Colaborar con las autoridades mexicanas como iguales ya no es opción, ni para el gobierno canadiense ni para el estadounidense. La fantasía terminó. El hermanamiento por el TLC y la incursión parcial de México en el mundo desarrollado se vino abajo por las estrategias de guerra de Calderón, aseguran.


Especialistas de ambos países, particularmente del Pentágono, aseguran que Calderón no supo lo que hacía, que no conocía a su país y no acaba de entender la estructura económica del crimen organizado. Sea como sea, tanto Estados Unidos como Canadá hablan abiertamente de su plan A, que establece cooperación con México, pero bajo la manga se guardan su plan B, que implica hacer todo para defenderse de los potentes grupos criminales que incluyen, según el documento de inteligencia militar canadiense, altos mandos militares y gubernamentales de México.


El Pentágono entregará el equipo que utilizan en su propio país, en Irak y Afganistán, para espiar masivamente actividades de civiles. La preocupación creciente de las organizaciones mexicanas de derechos humanos es que este equipo se utilice para criminalizar más la protesta social, para acusar de terroristas a los críticos del sistema. Nos mandan armas, pero no hablan de la cooperación para la educación, para abatir la pobreza y educar para la paz. El tiro por la culata le salió a Calderón, pero la herida la sufre la sociedad mexicana.

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