lunes, 26 de enero de 2009

Desde la Fe coloca a “los mártires cristeros” al lado de Benito Juárez y Cuauhtémoc

( Es curioso: sólo los idólatras del dinero; protectores de pederastas; los intolerantes de las minorías; y por todo esto, los personajes más excecrables de la vida mexicana, manifiestan su apoyo al usurpador. Identidad y complicidad )


México no sólo es tierra de Cuauhtémoc y de Juárez, también lo es de la Virgen de Guadalupe y de los mártires cristeros “arteramente asesinados por un Estado enfermo de laicismo y anticlericalismo”, aseguró la arquidiócesis primada de México.

Al salir en defensa del presidente Felipe Calderón y de su discurso pronunciado hace varios días en la inauguración del sexto Encuentro Mundial de la Familia, la Iglesia católica local dijo que la presencia del jefe del Ejecutivo federal en ese acto “sacó a relucir la furia desmesurada de los talibanes del laicismo”.

En el editorial de su semanario Desde la Fe, tacha a las personas, articulistas y medios de comunicación que han criticado la presencia y palabras de Calderón en ese acto de ser “cortos de inteligencia”, con una “enorme y monumental intolerancia”, “enfermizos del laicismo”, “ignorantes”, “miopes y rabiosos”, “talibanes del laicismo”, “primitivos defensores no del Estado laico sino de un Estado arcaico”, “intransigentes y autoritarios”, además de “no respetar el régimen democrático que tanto ha costado conseguir a los mexicanos.

“Lo menos que podemos decir es que su ignorancia es grotesca y se muestran incapaces de superar su complejo de inferioridad y de disimular sus odios y sus fobias que rayan en lo patológico; han mostrado que su corta inteligencia no les permite entender la libertad de una democracia y la pluralidad de nuestra cultura”, anota la publicación editada por la arquidiócesis.

“Políticos vergonzantes”

Pero, por otra parte, considera que es de “felicitar” el valor de Calderón, quien no se mostró como tantos otros “políticos vergonzantes”, sino que con “gran sencillez” mostró lo que, por su condición de bautizado, no puede dejar de ser en ningún momento: cristiano, sin disminuir por ello en lo más mínimo la solidez de un Estado laico “profundamente arraigado” en la cultura mexicana.

“Los agoreros del Estado arcaico, que no laico, han hecho una falsa interpretación del texto constitucional y una torcida lectura de las palabras presidenciales. La ignorancia lleva siempre al error, la soberbia al absolutismo y, por supuesto, a la intolerancia, que es propia de los regímenes absolutistas, fascistas y antirreligiosos.”

El editorial empieza con la defensa de la pluralidad y de la democracia. Considera que así como un ateo, un masón o liberal puede expresar sus convicciones, de la misma forma un creyente practicante puede hacerlo y tiene el derecho de guiar su vida de acuerdo con sus valores. “Así como un agnóstico puede aportar elementos para construir la sociedad, de la misma manera un creyente sincero puede aportar sus valores para el bien común; unos y otros tienen el derecho de expresarse públicamente y de trabajar en beneficio de la sociedad”.

Sin embargo, señala que la realización del sexto Encuentro Mundial de la Familias, prueba de la pluralidad y universalidad de la Iglesia católica, “desenmascaró a los intransigentes y autoritarios”, pues no faltaron aquellos que quisieron boicotear dicha actividad, “sin más resultado que hacer el ridículo”.

Y en este intento, la presencia y discurso de Calderón sacaron a relucir la furia desmesurada de los “talibanes del laicismo” y de “estos miopes y rabiosos críticos” que “han demostrado que no aceptan las reglas de la democracia que fatigosamente el pueblo de México ha venido construyendo a lo largo del tiempo”.

Para la arquidiócesis primada de México, la presencia del titular del Ejecutivo en dicho encuentro fue una “expresión de sensibilidad política” ante una reunión internacional sobre un tema de tanta relevancia y actualidad para los ciudadanos en general y no sólo para unos cuantos. Su discurso, agrega Desde la Fe, permitió a Calderón “presentar su trabajo en beneficio de los mexicanos, más allá de confesiones religiosas o cuestiones partidistas”.

Insistió en que México es tierra de Cuauhtémoc y de Guadalupe, de Juárez y de mártires. “Son realidades de nuestra historia; por ello extraña la serie de reflexiones fuera de contexto y sin fundamento, que algunos articulistas han expresado durante más de una semana, criticando la presencia y las palabras de Calderón.”

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