lunes, 29 de septiembre de 2008

Un sol inclemente, aunque azteca, enfrió los ánimos de la multitud en el Zócalo



“Nueva Izquierda y su PRD se van a la chingada con todo y sus alianzas”, rezaba una manta

Jaime Avilés

Bajo un solazo inesperado y ante la posibilidad de que, ahora sí, tras el inicio de octubre los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) se saquen de la manga el dictamen para la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex), Andrés Manuel López Obrador convocó a sus seguidores a mantenerse en alerta para reanudar las nuevas acciones de la resistencia civil pacífica, si esto en efecto sucede.

Su discurso, demasiado largo, esta vez no le tocó el corazón a la gente que lo escuchaba, que llegó muy abrigada para el frío y comenzó a retirarse después de la marcha desde el Ángel, huyendo del calor. Sin referirse a la grave crisis interna del Partido de la Revolución democrática (PRD), ni a las declaradas intenciones de Guadalupe Acosta Naranjo, líder interino de ese organismo político, quien recientemente afirmó estar dispuesto a pactar alianzas electorales con la ultraderecha gobernante, López Obrador tampoco mencionó que, probablemente hoy, el Instituto Federal Electoral (IFE) multará a los partidos del Frente Amplio Progresista (FAP) con 70 millones de pesos por el plantón Zócalo-Reforma de 2006 y la huelga legislativa de abril en las cámaras de Diputados y de Senadores.

Mientras el ex candidato presidencial repetía los 10 puntos de su “plan anticrisis” –rescatar del presupuesto de 2009 la suma de 200 mil millones de pesos y lograr un acuerdo en el Congreso de la Unión para financiar con ese dinero la construcción de tres refinerías; aumentar los apoyos al campo, a la universidad pública, a los estudiantes, a los ancianos, a las escuelas normales y a la industria de la construcción para crear empleos, frenar los aumentos a los combustibles, devolver los ahorros a los ex braceros y sustituir por ineptos a los titulares de las secretarías de Gobernación, Seguridad Pública federal y la Procuraduría General de la República (PGR)–, en la plancha de la Plaza de la Constitución la gente exhibía cartulinas contra la corriente de la diputada Ruth Zavaleta Salgado y Acosta Naranjo, como una que rezaba: “Nueva Izquierda y su PRD se van a la chingada con todo y sus alianzas”.

Con el Zócalo invadido otra vez por un adefesio en construcción, a cargo del Gobierno del Distrito Federal, miles de personas debieron quedarse a ver el acto desde la calle de Francisco I. Madero, y miles más refugiarse bajo los portales de los hoteles, restaurantes y las oficinas públicas que rodean la plaza. Las mantas revelaban que en el mitin se habían reunido afiliados del “gobierno legítimo” procedentes de Aguascalientes, Morelos, Tabasco, Puebla, Chiapas, Zacatecas y Veracruz, junto con los capitalinos.

Tras la manifestación, que partió del Ángel de la Independencia alrededor de las 11 de la mañana y luego recorrió el Paseo de la Reforma y la avenida Juárez, antes de meterse por Madero hasta el mismo corazón del Centro Histórico, el actor Jorge Zárate, quien junto con la actriz Julia Arnaut oficiaron de maestros de ceremonias, pidió y obtuvo un multitudinario minuto de aplausos en memoria del recién fallecido José Zamarripa de la Peña.

Antes de la intervención que toda la plaza esperaba, Zárate leyó una carta del Comité de Intelectuales en Defensa del Petróleo sobre la crítica situación que vive el país, donde la amenaza social más grave en este momento es el narcotráfico, “expresión visible del neoliberalismo (…) que contribuye a profundizar la destrucción del tejido social”. Los autores del mensaje coincidieron en que “el afán de entregar parcial y categóricamente Petróleos Mexicanos (por parte de Felipe Calderón) obliga a la resistencia pacífica”.

Después de hacer un repaso histórico, recordando que en los últimos 25 años más de mil 500 empresas públicas han pasado a las manos de “un grupo de vivales y políticos corruptos”, López Obrador aprovechó la asamblea para repetir el “plan anticrisis”, de 10 puntos, que había dado a conocer durante el Grito de Independencia, pero que fue borrado prácticamente esa misma noche por las sangrientas noticias del atentado con granadas en Morelia, Michoacán.

Por desgracia, para miles y miles de personas que ya lo conocían, porque lo habían oído días antes en la misma plaza, la reiteración les causó aburrimiento, lo que, aunado al calorón, logró paradójicamente que se enfriara el entusiasmo.

Atrapado por la cautela que demandan los tiempos políticos, en que ningún jugador puede mover sus fichas prematuramente, se limitó a insistir en que el movimiento debe permanecer alerta, pero no dijo nada acerca de que en el Senado de la República, las fracciones del PRI y del PAN, con la colaboración de algunos legisladores perredistas, podrían dar a conocer el dictamen privatizador de Pemex al final de la semana que hoy arranca, o mediados de la próxima.

“¡Bara, bara!”

Las manecillas del reloj, aparentemente, vuelven a dirigirse a la zona en que puede vibrar la chicharra de la alarma. Pero mientras la gente compraba en 100 pesos La gran tentación: el petróleo de México, el nuevo libro del “presidente legítimo”, los vendedores ambulantes ofrecían unas gordas plumas atómicas, decoradas con las iniciales de AMLO, que pregonaban así: “Pemex no se vende, Pemex se defiende, a cinco pesos, a cinco, llévela, llévela…”

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